Bastian.
Cualquier movimiento que hiciera ella se iba asustando cada vez más, logré llegar hasta los pies de la camilla y sus ojos avellanas estaban comenzando a humedecerse... La única opción para su reacción es que escucho la conversación con Wasler... Mierda.
— Dafne. —susurre, no veía mi rostro solo fijo su mirada en mi pecho. — Nena, mírame.
— No soy tu nena. —hablo pausado y lento.
— Claro que lo eres y lo sabes...
Sus ojos subieron a los míos, el pecho se me fundió con esa mirada de dolor y decepción, sus ojos seguían vidriosos.
— No. No lo soy, ni lo seré.
Me recosté de la pared y no dije más nada a pesar de que quería decirle mucho. Él silencio incómodo lleno el espacio, algo que jamás había sucedido estre nosotros, la tensión que siempre teníamos estaba débil y eso me jodía.
Maldita Wasler y sus putas preguntas.
Tiempo después llegó una enfermera quitándole el suero y diciendo que podíamos irnos, agarre la ropa y se la pase, ella la arrancó de mis manos y se fue hacia el baño. Salimos con cuidado, ella iba trastabillando así que deje mi mano en su cadera y como inconsciencia Dafne se apego a mi.
— Señora Edevane. —nos llamo un enfermero. Dafne se tenso clavando sus uñas en mi brazo. — Necesito que firme aquí.
Me miró de soslayo con rabia y agarró el lapicero firmando el papel con su nombre en cursiva y luego una sencilla E. Me soltó luego de eso y abordo los asientos traseros del auto.
Dafne.
Observó a través de la ventana, como los árboles llenan el lugar y se respira oxígeno limpio, la brisa fría golpea mi rostro congelando la punta de mi nariz. Me trago las lágrimas, porque una vez más no vale la pena llorar, ni por él, ni por otra cosa.
Entendí que el quería matar a toda la descendencia Fletcher y que yo tenga sentimientos absurdos no lo va a cambiar. Fui demasiado ingenua.
Llegamos al motel, abro la puerta antes que él y entró hasta llegar a la puerta de la habitación, justo en ese momento sale una de las mucamas así que logró entrar sin tener que esperarlo. Voy al baño, quitándome esa ropa elegante.
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Soy Daño Colateral.
Teen FictionNo supe que decir para iniciar la historia. No sabía que decirle a él para que nunca terminara y pudiéramos vivir felices por siempre. No sabía cómo gritar aquellos sentimientos que tenía ahogados en el pecho. Pero si sabía cómo comenzaba aquello: ...