Muerto en vida

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Narra Bill:

Aún seguía en shock, no lo creía, ella no podía estar muerta, me encontraba mirándome al espejo, mi ojos estaban rojos de llorar pero ya no salía más agua de ellos, mi traje negro me acompañaba, tan negro como el abismo en el que estoy ahora sin ella...

Reviso mi saco y veo su anillo nuevamente, era una tortura que debía darme por no salvarla.

-Bill ya es hora, vamos.- me dijo Tom con una mirada triste, todos los estaban, su padre, mis amigos y sus amigas.

-Ten, está lloviendo afuera y no creo que quieras arruinar tu cabello.- me dijo y tome el paraguas sin decir nada.

Subí al auto donde iban todos, ni siquiera me moleste en abrir la sombrilla cuando salí.

-Debemos ser fuertes Bill.- me dijo Erika a lo que yo no hice ni un gesto, nadie sabía lo que era perder al amor de tu vida, a tu esposa quedarte viudo y sentir que mi vida se había ido con ella.

En todo el camino solo mire por la ventana hasta que comencé a ver el cementerio cosa que hizo que me pusiera nervioso así que Tom apretó mi pierna para que dejara de moverla, nos detuvimos y salí aún sin abrir la sombrilla, mire a toda la familia de Sophia, muchos lloraban desconsolados, su padre y su abuelo me miraron y entonces me acerque y sin decir nada me abrazaron.

-Te comprendo Bill, es difícil perder a lo que más amas y vivir con la idea de que pudiste hacer más por ella.- me dijo su padre soltando lágrimas mientras veía el ataúd de Sophia.

-Ella está bien, algo dentro de mi lo dice.- le dije.

-Claro que ella no murió, vive en nuestros corazones.- me dijo y entonces me acerque a su ataúd.

-¿Por que me dejas solo Sophia?...

-No puedo vivir sin ti, las estrellas ya no brillarán más por qué no estás aquí.

-Prefiero morir antes que vivir sin ti.- le dije al ataúd y entonces una mano sostuvo mi hombro.

-Bill, yo te cuidaré.- me dijo la voz de Lindsay a lo que rápidamente frunci el ceño y me volteo para ver si maldito rostro.

-Alejate de mi si no quieres que...- me detuve y intenté relajarme.

-No puedes estar así por ella, mereces seguir adelante.- me dijo.

-Tu que sabes, mejor vete.

-Era una manipuladora mentirosa.- me dijo y entonces me volteo y le di una cachetada llamando la atención de todos.

-Tu eres la que debería estar muerta, tu no vales nada aquí, alejate si no quieres que yo mismo acabe contigo y tú hermano.- le grite y entonces Tom y los chicos me alejaron del lugar.

-Bill.- me dijo Georg.

-Vayanse.- les dije con voz calmada.

-No te vamos a dejar solo.- dijo Gustav..

-QUE SE VAYAN.-les grite cosa que hice que se asustarán y solo se marcharon.

Comencé a caminar en círculos mientras me desesperaba.

-No, no tu no.- decía sin parar.

Mire al cielo para sentir las jotas caer sobre mi rostro, y me di cuenta de que la luna comenzaba a salir.

-Por que me quitas a mi estrella, no te es suficiente con las que tienes.- gritaba como loco.

-Llevame a mi también, no puedo vivir sin ella.- grite y caí de rodillas.

Esas lágrimas volvieron a salir de mi rostro, una vez que su ataúd fue sepultado me quedé sentado en la tierra mirando la foto de su lápida nadie podía comprarse a ella, me quedé solo, ahora solo me encontraba yo así que decidí acostarme a un lado de la tumba, lágrimas seguian saliendo, lagrimas que se hacian mas grandes por las gotas de lluvia, hasta el universo podia sentir lastima por mi, en mi mente solo estaba ella diciendo que fuera fuerte pero tengo miedo a que no me espere del otro lado...

El amor conlleva dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora