Thriller Train3e

┃Las Vegas┃

Capítulo 21:
Repartir las cartas

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Por lo general, en los dormitorios de los aspirantes no ocurría gran cosa.

Los aprendices eran libres de pasar el tiempo como quisieran antes de que se abriera una nueva instancia, que sería anunciada por el sistema el mismo día a las siete de la mañana.

Descontando que sus vidas estaban a merced de otro ser, el trato que recibían los Aprendices de Thriller era bastante bueno. Aparte de los dormitorios asignados a cada uno, las instalaciones del edificio eran más que completas.

El estudio de transmisión de la tercera planta era inaccesible en ese momento, pero el comedor de la segunda planta tenía un gran festín de platos de todo lo que la mente pudiera imaginar.

El salón principal de la planta baja era como una ciudad en miniatura. Su alta cúpula fue sustituida por un dosel celeste que alternaba el día y la noche. No sólo tenía un paisaje que se asemejaba al mundo real, sino también toda la infraestructura de una metrópoli: iglesias, KTV, centros recreativos, parques de atracciones, supermercados, etc. Además, su uso era gratuito, por lo que se podía ver a gente bullendo por todas partes.

El banquete nocturno estaba abierto las veinticuatro horas del día y camareros con esmoquin servían copas de vino entre la multitud. Completamente borrachos, los aprendices vivían en un sueño ebrio y decadente.

A medianoche, el prometido Casino de Las Vegas abrió puntualmente.

El espacio de la zona norte de los dormitorios empezó a deformarse.

En el extremo más alejado, unas puertas infinitamente altas se abrieron lentamente con un pesado estruendo que reverberó por todos los dormitorios.

[Escena de tiempo limitado: El Casino de Las Vegas ha abierto oficialmente].

[La cámara panorámica ha sido habilitada. Todas las mesas de juego serán retransmitidas en directo durante todo el tiempo que Las Vegas esté abierto].

[El evento terminará automáticamente a las siete en 3 días. Por favor, canjee sus fichas antes de que finalice el evento].

El mundo tras las puertas era de un precioso neón, y brillantes diamantes resplandecían en la cúpula de la sala.

La fuente de la entrada era de oro puro, y la copa que portaba Dionisio rebosaba de un chorro interminable de vino rojo intenso, perfumando el aire con la fragancia indescriptiblemente dulce del lujo y la disipación.

Los crupiers se situaban junto a cada mesa de juego vestida de verde intenso.

Junto a una mesa redonda a cierta distancia de ellos, los funcionarios del casino permanecían de pie ante una montaña de fichas, sonriendo serenamente como una estatua.

Innumerables aprendices se arremolinaban, corriendo excitados hacia las mesas.

"Mis disculpas, señor".

Una dulce sonrisa adornó el rostro del crupier. "Necesitáis al menos cien fichas cada uno para empezar una partida en la mesa de Rango E".

"Vamos, démonos prisa y cambiemos".

La sonrisa del crupier deslumbró sus ojos. Los recién llegados abandonaron las mesas y corrieron apresuradamente hacia los funcionarios del mostrador de recepción del casino, golpeando la mesa con las manos.

"¿Cuál es el tipo de cambio de las fichas? ¿Es una conversión uno por uno con puntos de supervivencia? Dame mil primero".

Sin expresión, un funcionario respondió: "Lo siento, las fichas de Las Vegas no se pueden canjear por puntos de supervivencia. Las fichas se pueden cambiar por puntos de supervivencia, pero los puntos de supervivencia no se pueden cambiar por fichas."