Thriller Train3e

Capítulo 163: Un hombre sabio no se enamora

Después de que el No. 3 lanzara el guante de 'un hombre sabio no se enamora', un extraño silencio descendió sobre la sala de conferencias.

Zhuge An tampoco parecía que fuera a malgastar palabras en dar explicaciones. Diciendo eso, cerró los ojos y continuó apoyado silenciosamente contra la pared una vez más, con la espalda tan erguida como un infalible pino de hoja perenne.

Zong Jiu levantó las cejas. "Vamos, entonces. Cuenta lo que tu equipo encontró en el Laberinto de la Muerte".

Ante la mención del tema, Xu Su, que acababa de recuperar algo de esperanza, volvió a decaer. La desgana apareció claramente en su rostro.

Aun así, se obligó a seguir escuchando.

Se dijo a sí mismo que no podía dejar sin respuesta la muerte de Xu Sen. Por mucho dolor que le causara, Xu Su debía averiguar cómo había muerto.

Si ni siquiera puede reunir el valor para revivir el pasado, entonces ¿cómo ayudaría a Jiu-ge a enfrentarse al No. 1? ¿Cómo podría trabajar para ganar el boleto del deseo universal?

Tras un momento de silencio, Zhuge An, que había estado descansando, volvió a abrir la boca y describió concisamente lo que encontraron en el Laberinto de la Muerte.

El laberinto abarcaba toda la superficie del espacio especial de otro mundo al que pertenecía. Era un lugar envuelto por una niebla interminable, que llegaba a todas las grietas y ocultaba su visión a los ojos indiscretos.

La principal tarea de esta instancia era encontrar la única salida al Laberinto de la Muerte. Si no lo conseguían en un plazo de siete días, el grupo desaparecería.

La estructura era similar al legendario laberinto de la mitología griega, el que se construyó para el rey Minos de Creta. La diferencia, sin embargo, era que el Laberinto de la Muerte sólo constaba de un nivel inimaginablemente grande.

Al principio, todos caían en la entrada. A su espalda había un callejón sin salida, y a su frente, un camino con tres bifurcaciones.

En el laberinto sólo podía entrar una persona a la vez.

Algunos recordaron el mito griego en el que Teseo utilizó un ovillo de hilo para descifrar el laberinto, que muchos también intentaron copiar. Desgraciadamente, después de entrar, descubrieron que los monstruos del interior cortaban el hilo o lo desplazaban. Tras perder a varios aprendices que siguieron directamente su hilo hasta la boca del tigre, no tuvieron más remedio que cambiar de estrategia y utilizar el método más torpe para medir la distancia en el laberinto.

Y tras perder unos cuantos más, consiguieron obtener un fuego azul que podía disipar la niebla. Lo llevaban en una lámpara de cobre como si fuera un pequeño farol.

Con el fuego azul, el laberinto relajó la restricción, permitiendo entrar a más gente a la vez.

Pero lo que nadie esperaba era que el fuego azul atrajera a los monstruos que vagaban por el laberinto. Así, otro grupo de equipos fue aniquilado en rápida sucesión.

Podría decirse que la salida de este laberinto estaba pavimentada con la sangre y los huesos de los aspirantes.

Incluso hubo un caso en el que excavaron la mitad del laberinto, sólo para encontrarse con criaturas sombrías que podían esconderse en las sombras de la gente. Por lo tanto, al elevar el fuego azul, tenían que evitar no sólo que la llama se apagara, sino también que las criaturas de las sombras no se les acercaran sigilosamente entre las sombras.

Xu Sen tenía la Ave Negra en sus manos. Mientras bajaba la cabeza para recitar un conjuro, no se dio cuenta de que el libro que llevaba en la mano había proyectado una larga sombra en la pared del laberinto.