CAPÍTULO 42

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Las ropas empapadas de Temari y de Samael estaban esparcidas por todo el interior de la limusina mientras que esta recorría las vias de la capital sin rumbo fijo.

Sus cuerpos húmedos y cálidos se frotaban entre sí en un compás sincronizado que era guiado por el movimiento de vaivén de sus caderas.

A horcajadas sobre él, Temari se daba placer ella misma frotando su sexo sobre la pelvis de Samael, mientras que él la sujetaba con firmeza de sus nalgas empujando sus caderas hacia su cuerpo para así seguir penetrando en su intimidad vigorosamente.

—Obito... —Temari susurró su nombre mientras que mantenía sus ojos cerrados, disfrutando de cada beso y cada caricia que recibía por parte de él en todo su cuerpo.

Samael la sujetó de su cintura y la tumbó de espaldas al sillón del vehículo, jadeante ella le lanzó una sonrisa picarezca al tiempo que separaba sus piernas mostrándole su vulva.

—¿Te gusta...? —preguntó ella de forma divertida.

—Me encanta y voy a poner todo eso en mi cara... —le dijo él

—Ven aqui...

Ante su directa invitación, el pelinegro sonrió con lascivia y sin pensarlo dos veces se inclinó ante su intimidad dándole primeramente una placentera lamida desde sus labios menores hasta su clitoris que la hizo estremecerse de deseo.
Extasiado la miraba a la cara mientras que le brindaba placer con su boca al tiempo que ella movía sus caderas sobre su rostro.

Samael llevó su mano hasta la intimidad de ella deslizando suavemente sus dedos medio y anular en medio de su hendidura para humedecerlos con sus propios fluidos. Su lengua seguía jugueteando con su clitoris mientras que poco a poco fué introduciendo sus dedos en el interior de su vagina.
La doble sensación entre su lengua y el constante movimiento sus dedos dentro de su lubricado orificio la hacían desear más de él cada vez.

—Vas hacer que me corra... —murmuró ella

—Hum... Suena exitante, pero aún es muy pronto... —le dijo él

—¡Wow! ¿Aun hay más para mi...?  ¡Jajaja! —preguntó ella.

—Si, aún me falta mucho más por hacerte sentir...
Tardaré un poco, pero así podré demostrarte que tener sexo conmigo es una experiencia inolvidable...  —le respondió Samael.

—Mmm... ¿Inolvidable, eh?
Puedo decir que todas las experiencias que he vivido contigo han sido inolvidables
Vale, creo que aún puedo resistir un poco más con tal de saber qué tan inolvidable eres en el sexo.... ¡Jajaja!

—No soy de andar presumiendo, pero
quiero brindarte mucho placer. Solamente debes decirme qué tanto placer demandas —le dijo con una ladina sonrisa

—Mmm... ¿Placer...?

—Si ¿Qué tanto de placer deseas sentir, Temari...?

—Mucho... Mucho placer... —La rubia sonreía mordiendose el labio inferior al sentir sus besos ir subiendo sobre su vientre hasta llegar a sus pezones mientras que sus dedos seguían estimulando su intimidad.

Ella inclinó su torso hacia él buscando sus labios para besarlos nuevamente rozando sus lenguas con sensualidad.
Dentro de ella, Samael curvó un poco sus dedos para estimular suavemente su punto G mientras que observaba como las piernas de ella empezaban a  tensionarse al tiempo que sus paredes vaginales comenzaban a contrarse cada vez más.

Temari sentía arder por dentro y su cuerpo le pedía sentir más con tal de llegar al punto más alto de su climax.

—Esa mirada... —murmuró él pelinegro

HAPPY BIRTHDAY LORD MADARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora