CAPÍTULO 39

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Ino abrazó al oso que sujetaba en sus manos mientras que lloraba de forma silenciosa, Belial solo la miraba sin decir nada; dándole tiempo a que reorganizara en su mente lo poco que ya había recordado.

—Siempre estuviste junto a mí todo este tiempo, mi amado Señor Belial... —le dijo la rubia de ojos celestes

—Tú me ofreciste mucho más que solo  tu amor y tu lealtad, así que yo estoy cumpliendo mi promesa de cuidar de tí y no dejar tu alma a su suerte... —le respondió él

—Tu siempre estabas tan cerca de mí y yo solo... —Ino sonrió con tristeza. —Yo solo te veía como un tipo fastidioso y calenturiento que solo quería follarme... —le dijo ella.

Belial también sonrió

—En realidad yo siempre quiero follarte, pero tu obsesión por Lucifer te hizo olvidar de todo ese amor que sentías por mí y te convertiste en una maldita perra insoportable a la que estuve a punto de eliminar en muchas ocasiones... —le dijo un con cierto aire de humor.

—Eso quiere decir que ¿Lord Madara es el mismo señor Lucifer

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—Eso quiere decir que ¿Lord Madara es el mismo señor Lucifer...? Esto es tan extraño, Belial. No puedo creer que sienta amor por un demonio real...

—Entonces ¿Reconoces que aún me amas y que ya no sientes nada por Lucifer...? —le preguntó él

Ino sonrió negando con su cabeza

—No, sabes que siempre he amado a tí. Tú y mi Deidara son lo más importante para mi...
Aún no comprendo muchas cosas y no encuentro explicación a otras más, ahora con más razon quiero irme de aquí para ir a ver a mi bebé y cuidar de... —respondió ella

El pelinegro pronto cambió su expresión facial mirándola con dureza

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El pelinegro pronto cambió su expresión facial mirándola con dureza

—¡Cállate! ¡Que tú no vas a ningun lado! —le gritó

HAPPY BIRTHDAY LORD MADARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora