CAPÍTULO 26

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Los días pasaron, las vacaciones de verano se terminaron y todos los niños regresaron a la escuela. Temari ya había iniciado su ultimo año en la escuela primaria y su amistad con Shisui en torno a la comida cada vez se hacia mas fuerte, como también el bullying ejercido por los niños de la escuela gracias a todo lo que Karura había dicho de ella y de sus visitas a la vieja casona de los acantilados. Aquella niña siguió vigilando a Temari cada vez que salían de la institución educativa y todas las tardes llegaba a los acantilados mientras que observaba a Temari entrar en la casa abandonada.

Un domingo mientras que Karura paseaba el vecindario en su bicicleta, justo vió a Temari salir de la tienda de dulces con una bolsa grande llena de golosinas, dirigiéndose una vez mas a la vía al mar, cerca a los acantilados. La otra niña decidió seguirla, pero Temari empezó a caminar cada vez mas lento hasta que Karura logró alcanzarla.

—Así que vas a llevarle dulces al demonio de las moscas ¿eh, tragona?

A diferencia de otras ocasiones, sus ofensas no la enojaron; por el contrario, Temari sonrió diciéndole:

—Ya te he dicho que no me veo con ningún demonio, Karura... —la pequeña rubia se detuvo en ese instante.—Vale, te diré la verdad entonces... 

Karura la miró con asombro

—¿Me lo dirás?

—Si, pero debes prometerme que a nadie le dirás nuestro secreto... —respondió Temari.

—Vale, que a nadie le diré... ¡Te lo prometo! —respondió Karura con emoción

—Es que desde hace tiempo, dentro de esa casa estoy cuidando a una gata que tuvo cuatro gatitos.

Karura sonrió enternecida, ya que a ella le gustaban los gatos

—¿Gatitos? Llévame ¿si? ¡Quiero ver los gatitos que cuidas! Sabes que les amo

Temari sonrió también diciéndole:

—Entonces, ven conmigo... Te gustara tanto verlos, que no podrás salir de la casa. ¡Jajaja!

Karura dejó a un lado su bicicleta y junto a Temari entró a la oscura casa mientras que dejaba sobre una mesa la bolsa con golosinas

—¿Dónde están los gatitos, eh Temari?

—No seas impaciente, Karura... Están arriba dentro de una caja, los traeré en un momento—respondió la pequeña rubia mientras que subía las escaleras.

—Vale, no te tardes. No puedo demorar mucho aquí —Karura miraba la oscura casa, luego sacó de su bolsillo su teléfono móvil y se hizo una selfie que le envió a su grupo de amigas.

—No me lo van a creer, pero estoy dentro de la casa del demonio de las moscas... —les escribió

—Karura ¿Qué haces allí? —!Sal de ese horrible lugar, Karura! —Abandona ese lugar! —eran los  mensajes que recibió por parte de sus amigas.

—No sean tontas, hoy descubriré que tanto es lo que la glotona viene hacer a este lugar. Por cierto, estoy con ella en estos momentos. Me dijo que cuidaba de una mamá gata junto con sus cuatro gatitos... —les escribió Karura

—¿Y si decimos en la escuela que la glotona también come gatos...? Eso seria algo muy gracioso. ¡Jajajaja! —respondió una de ellas en el grupo

—¡¡¡¡Jajaja...!!!!

Mientras que todas reían y hacían burlas, Karura miro nuevamente la casa sintiendo una extraña sensación

HAPPY BIRTHDAY LORD MADARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora