CAPÍTULO 35

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Mei avanzó con pasos cansados hacia las escaleras luego de haberse detenido por unos instantes para ver el cuerpo de su clon que había sido aplastado por la enorme caja de dinero que se había volcado sobre esta a consecuencia del intenso forcejeo que ambas tenían con el fin de llegar al otro extremo.

Ella subió un nivel más mientas que sonrió con esperanzas luego de escuchar por todo el pasillo música moderna en un volumen muy alto.

—Eso que escucho es... El último álbum musical de la glotona...
"Nunca perderé las esperanzas y sé que volveré a sonreír cuando te sienta cerca de mí, cuando te vea... cuando te vea..."
¡Si, esa canción yo la he escuchado muchas veces...!

Movida por su curiosidad, Mei continuó caminando para poder encontrar de dónde provenía la música que se escuchaba; pero de repente se detuvo luego de sentir fuertes pasos que se acercaban seguido de otro sonido mucho más aterrador.

La pelirroja comenzó a respirar de manera irregular mientras que apretaba en sus brazos los documentos y se preparaba mentalmente para lo peor.

Otro tenebroso sonido mucho más cercano se escuchó nuevamente mientras que los fuertes pasos cada vez se sentían más próximos a ella

—Eso fue un rugido... El sonido de un animal que gruñe... —Mei cerró sus ojos  con terror mientras que negaba repetidamente con su cabeza —¡Otra vez, no...! ¡Otra vez, no...!

Un ensordecedor rugido hizo estallar todos los ventanales dejando entrar aguas fétidas y fangosas que estuvieron a punto de inundar todo el pasillo, pero lo más aterrador para Mei fué ver detrás de ella el enorme cancerbero que habitaba en ese nivel preparándose para atacarla.
Reuniendo fuerzas donde ya no tenía, ella empezó correr por el fangoso pasillo para huir de la feroz bestia de tres cabezas al tempo que percibía el volumen de la música ir aumentando extremadamente hasta que sus oídos comenzaron a sangrar. Mei gritaba y lloraba con desesperación debido a la angustiante prueba que estaba viviendo en aquellos momentos.

Mientras corría sintió como sus pies perdieron fuerzas y cayó sobre el suelo,  ella trató de ponerse de pies pero la bestia de tres cabezas logró alcanzarla mordiendo su pierna derecha y posteriormente arrancándola de un solo mordisco.

La pelirroja quedó estupefacta al no poder creer lo que veía, y para ser solo un espejismo o manipulación mental, el dolor que sentía en esos momentos era extremadamente insoportable.

Ella gritaba de forma desgarradora hasta que su cabeza se desconectó de su realidad repentinamente.
Su mente había quedado en total oscuridad, ya no había ruido, ni rugidos del cancerbero, ni hedor a aguas fangosas; no había sufrimiento.

He muerto... Estoy segura de que esa infernal bestia me devoró...
No siento dolor, no siento que mi piel arde, no siento nada... Solo siento paz... —pensaba

Mei abrió lentamente sus ojos y lo primero al ver fueron los hermosos ojos celestes del chico con quien había permanecido la noche anterior, luego miró a su alrededor y cayó en cuenta que aún se encontraba en la cama de la cómoda y lujosa habitación de huéspedes que le había sido asignada.

Respirando profundamente, la pelirroja cerró sus ojos por un instante mientras que agradecía que todo aquello que padeció en su travesía por los niveles de la mansión haya sido una horrible pesadilla.

Ella volvió a abrir los ojos luego de sentir la fría mano de Deidara acariciarle dulcemente la mejilla. Mei le sonrió con tranquilidad porque luego de sentir que vivió tantas desgracias como si fueran reales, las frías y delicadas caricias de un hermoso chico rubio algo menor que ella, era lo mejor que le habría podido pasar dentro de esa extraña vivienda.

HAPPY BIRTHDAY LORD MADARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora