CAPÍTULO 20

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Debo... Debo... —Mei exhaló aire por su boca para liberar la carga de estrés que tenía. —¿Debería decirles a to... todas ellas que...?  ¿Que ellas...? No sé qué debo hacer... No si vayan a creerme y... No tengo idea por donde empezar a explicarles esta... locura... Mi cabeza... Siento que mi cabeza va a explotar... Esta gente no es la primera vez que hace esto y ellas no fueron las únicas... Repiten lo mismo una y otra vez a través del tiempo porque son... son... Demonios... Demonios con formas humanas que siempre han vivido en la tierra entre los mortales ¿Demonios...? No puedo creer que realmente estas cosas existan... —pensaba — Si no han conseguido nada de mi, es porque aun tengo una oportunidad ¡Tengo que escapar de aquí! Tengo que escapar antes de correr la misma suerte de todas ellas... —manifestó con determinación.

Consternada y con una crisis de pánico, luego que terminó de leer la última carpeta de color oscuro perteneciente a Tsunade, la pelirroja tomó en sus manos todos los documentos con el fin de salir de de aquella oficina, pero al abrir la puerta una...

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Consternada y con una crisis de pánico, luego que terminó de leer la última carpeta de color oscuro perteneciente a Tsunade, la pelirroja tomó en sus manos todos los documentos con el fin de salir de de aquella oficina, pero al abrir la puerta una fuerte corriente de aire frío que entraba por los ventanales la tumbó al suelo.

—¿Pero qué carajos...? —ella frunció su ceño —¡NO PIENSEN QUE VAN A PODER DETENEME...! ¿Escucharon...? —gritó.

A pesar de las fuertes ráfagas de viento, Mei trató de levantarse rápidamente del suelo congelado, pero al levantar su mano; parte de su piel quedó adherida sobre el hielo. Con impresión, la pelirroja veía como su mano empezaba a sangrar y aun faltaba por despegar la piel de su pierna y los pies.

Tengo que levantarme de aqui... Va a doler pero debo hacerlo o moriré congelada en este lugar.... —pensó.

Con un fuerte gruñido y sin importar los daños sufridos en su cuerpo, Mei se levantó del suelo recogiendo nuevamente los documentos y empezando a correr descalza sobre aquel pasillo congelado

Con mirada angustiosa y el brutal frio que entumecía las plantas de sus pies, la joven pelirroja continuaba su carrera sin por ningún lado el final de pasillo.

Esto debe ser un espejismo o algo así, pero la verdad es que me duele mucho para ser solo una ilusión... —pensó

 —pensó

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HAPPY BIRTHDAY LORD MADARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora