Durante la nochebuena, Madara celebrará su cumpleaños llevando a cabo una particular tradición durante la cena de Navidad, así como todos los años.
Sasuke y Sakura son los asistentes personales de Madara y serán ellos quienes se encargarán entre otr...
Despues de buscarla por los lugares permitidos dentro de la mansión, una hora despues Ino finalmente encontró a la pelirrosa en la cocina luego de escuchar sus risas y conversando animadamente.
—¿Sakura...?
—Ino...
La rubia miraba a todos los rincones de la gran cocina, pero no vió a nadie más que solo ella rodeada de mucha comida a su alrededor.
—¿Hablabas por teléfono...?
—No, no hablaba por teléfono. —respondió Sakura.
—Es que... Me padeció escuchar que hablabas y reías con alguien más.
—¿Hablar y reírme con alguien más...? Son ideas tuyas, ni en tu último día dentro de esta mansión dejas de ser paranoica, Ino...
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—Toda esa comida huele exquisitamente bien, tienes muy buen sazón... —le dijo Ino.
Sakura sonrió con sutileza
—No, no la hice, te dije que yo no cocino; pero admito que huele estupendo y le doy el crédito a quien le corresponda... ¿Me buscabas para algo, Ino? Sino, vete y dejame sola..
—¡Jajajaja! Calma, que no he venido a discutir contigo; más bien quiero que tú y yo hagamos las pases en mi último día aquí en la mansión. También quería venir a proponerte algo...
La pelirrosa la miraba con desconfianza
—Bien, ya hicimos las pases y ahora somos amigas incondicionales. Escucho lo que tengas qué decirme. —respondió la pelirrosa con ironía.
Al ver que no había nadie más dentro de la cocina, Ino se sentó a su lado y le explicó la manera en que ella y Madara querían pasar su última noche como pareja. Sakura aunque ya tenía conocimiento de todo, fingía no saber nada pero siempre mostrándole a la rubia interés sobre el tema.
—...Ahora dime ¿Qué te parece mi idea, eh...? ¿No te parece divertida? —le preguntó Ino
—Pues... Si, parece divertida... Es que Lord Madara y yo nunca... Ya sabes... Aunque mi contrato al igual que el tuyo incluye todas sus excentricidades de este tipo, pero no deja de ser algo extraño pensar que voy a tener sexo con el marido de mi jefa directa...
—¡Jajajajaja! Pero eso no te debe importar, querida... Esa vieja decrépita de tu jefa no tiene porqué enterarse de que la pasaremos de maravilla con su guapo marido, además de que debido a tu contrato tampoco estás exenta de que en algún momento él quiera hacerlo contigo. Esa maldita vieja cara de fruta seca debe entender que no puede evitar que su marido se acueste con quien quiera... ¡Jajajaja!
Ino hablaba sin parar y Sakura la escuchaba mientras que la miraba fijamente con su rostro endurecido. De la nada un plato con albóndigas cayó del mesón de la cocina al piso haciéndose pedazos.
