CAPÍTULO 43

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Ino llevaba de la mano a Tenten mientras que iban camino a la escuela primaria en horas de la mañana.

—...Ayer no te vi durante la hora de descanso ni tampoco te vi a la salida. ¿Se puede saber donde estabas metida, Tenten...?

—La señora Directora nos quitó la hora de descanso a todos por indisciplina. Si no me viste a la hora de la salida fué porque... —la pequeña bajó su mirada con los ojos llorosos.

El tío pasó a recogerte a la escuela ¿cierto...? —le preguntó la pequeña rubia

Tenten asintió mientras que se limpiaba las lágrimas con sus puños. Ino frunció su ceño crujiendo sus dientes mientras que abrazaba a su prima menor.

—¡Maldito...! ¡Mil veces maldito ese hijo de puta!

—No hables asi, que las niñas no dicen groserías, Ino... —dijo la pequeña Tenten.

—Si supiera una grosería más grande, la diría. Ese perro malnacido merece mucho más que solo mis groserías... —la rubia le limpió sus lágrimas. —Ya no llores que ya estamos llegando a la escuela, y si te ven así van a llamar a tus padres y será peor para ti... —le dijo.

Mientras que Ino consolaba a su prima, tres vehículos tipo camionetas se detuvieron frente a las niñas al tiempo que todas las personas que habían por los alrededores se dispersaron hasta que toda calle quedó sola. Las dos pequeñas quedaron petrificadas al ver que la puerta de uno de los vehículos se abrió y dentro de ella habían varios hombres armados

—Sube... ¡Tú sola...! —le ordenó Belial en voz alta.

Ino asintió y subió inmediatamente mientras que la pequeña Tenten temblaba de miedo.

—¡Ino...!

Uno de los guardaespaldas encapuchados se bajó y le entregó un paquete con mucho dinero a la pequeña diciéndole con voz áspera:

—Esto se lo entregarás a la Directora de tu escuela y le dices que Lord Belial se lo envía. Y también dile que si abre la boca y le dice a la familia que Ino no está en la escuela, ella y toda su familia se mueren. ¿ENTENDISTE..?

—¡Si! ¡Si, señor...!

—Voy a estar bien, no te preocupes... Anda y vete para la escuela, Tenten.—le dijo Ino con una sonrisa a su pequeña prima.

La niña asintió con lágrimas en sus ojos mientras que empezó a correr hacia el plantel educativo.

La puerta del vehículo se cerró y aceleró junto con las otras dos camionetas.

La pequeña Ino se sentó frente al pelinegro mientras que se quitaba la mochila de su espalda y se ajustaba el cinturón de seguridad.

—¿Cómo sabes que conmigo vas a estar bien? ¿Qué te hace pensar que no te haré daño en estos momentos? —le preguntó Belial.

—Porque confío más en los verdaderos malos que en los falsos buenos... —respondió Ino.

¡Cúbranla...! —ordenó el pelinegro.

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HAPPY BIRTHDAY LORD MADARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora