Durante la nochebuena, Madara celebrará su cumpleaños llevando a cabo una particular tradición durante la cena de Navidad, así como todos los años.
Sasuke y Sakura son los asistentes personales de Madara y serán ellos quienes se encargarán entre otr...
Ella deslizó la lengua sobre su pene mientras que detenía nuevamente su felación.
—¿Compañía...? —preguntó la rubia.
—Si, alguien que por ahora solo quiere mirarnos a tí y a mí... —respondió Madara mientras que le quitaba los mechones de cabello de la cara.
Fué entonces cuando Tsunade desvió su vista hacia aquella persona que había hecho presencia ante ellos.
—Una muy grata compañía, diría yo... —comentó ella de forma sonriente.
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Sakura había regresado a la sala bar y mirándolos a ambos, la joven pelirrosa se sentó frente a ellos cruzando sus piernas de modo que la abertura de su vestido negro mostrara más allá de lo debido. Ella bebía una copa de vino tinto en ese instante, con ganas de seguir observando aquella escena que Tsunade y Madara ya habían iniciado anteriormente.
—También me parece que su compañia en este lugar es muy grata. Si yo te lo hubiera pedido, yo sería quien aprobaría o no su presencia aquí con nosotros. Pero esta vez la decisión de darme placer fué tuya, así que ahora tú tienes el beneficio de tomar la decisión en este momento. ¿Te gustaría que ella te observabara mientras me lo haces...? —le preguntó Madara mientras que encendía otro cigarro.
Pensativa, Tsunade sonrió mordiendo suavemente su labio inferior, mirando una vez más a la pelirrosa mientras que aquel juego que estaban a punto de iniciar le agradaba completamente.
—¿Así que esta chiquilla es una boyerista, eh...? Si, quiero que Sakura esté presente y nos vea... Si a ella le exita observar, a mí me exita el exhibirme... —respondió la rubia.
—Muy bien, ahora te haré una petición en mi nombre y en el de Sakura... Queremos que te despojes de todo lo que traes puesto y que permanezcas desnuda ante nosotros... —le pidió él.
La rubia asintió obedeciendo a su petición, quitando la totalidad de su vestido y también su ropa interior.
—¿Asi...? —preguntó la rubia.
Con sus ojos color verde jade puestos sobre la rubia, Sakura esbozó una sonrisa mientras que el pelinegro mostró una ladina sonrisa al tiempo que recostaba su espalda sobre el respaldo de sofá; relajando su cuerpo mientras que Tsunade continuaba haciéndole sexo oral.
Madara no apartaba sus ojos de Sakura, y todo porque sabía que ella estaba disfrutando al ver a Tsunade brindarle placer.
—Asi como estás, separa un más tus piernas y muéstrate ante Sakura... —le pidió él a la voluptuosa rubia.
Ella separó ampliamente sus pierna, elevando sus caderas para proporcionarle una mejor vista a la joven pelirrosa.
Madara reconocía que Tsunade se lo estaba haciendo muy bien y que realmente ella lo estaba disfrutando, tanto así que su vagina empezó a escurrir sus fluidos cristalinos y estos comenzaban a humedecer toda su hendidura.
