Through Ice • Sunsun

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La navidad ya había terminado, Sunghoon había retomado la terapia, lentamente comenzaba a sanar las heridas que poseía de años, eso junto a la ayuda de sus amigos.

Era el último día de aquel 2022 y los amigos estaban reunidos en el departamento de la pareja.

Sunghoon era el único que no se encontraba presente, esto debido a que su psicólogo le había aconsejado que, si realmente amaba el patinaje, buscara la forma de olvidar aquel odio que había adquirido hacia este. ¿Y qué mejor que yendo a patinar?

Esta vez tuvo que alquilar unos patines, puesto a que los suyos se encontraban en la casa de sus padres, aún así, eso no le impediría el patinar.

El de cabellos castaños observaba la pista, no con miedo, con nostalgia. No es como si no hubiese patinado recientemente, pero se sentía extraño, era extraño cada vez que iba a patinar y los recuerdos lo abrumaban.

El chico comenzó a patinar entre las personas, sin hacer ningún truco, no quería destacar, solo quería patinar y sentir el hielo bajo los patines, el frío a su alrededor, la música a través de sus audífonos.

—Hey, hey chico.

Sunghoon miró como un hombre, de edad ya avanzada, le hacía señas desde las bancas. Algo confundido, se acercó, claro sin salir de la pista. Se quitó sus audífonos haciendo una pequeña reverencia.

—¿Lo puedo ayudar en algo?

—Niño, ¿Tú te llamas Park Sunghoon?

El castaño se sorprendió debido a que sabía su nombre. No era una novedad que Sunghoon era conocido en el mundo de patinaje, pero no creía ser reconocido con su ropa habitual y menos a meses de haber abandonado el deporte. Solo asintió en respuesta.

—Increíble. Chico, ¿No quieres volver a patinar? Tienes un futuro demasiado prometedor, tienes talento.

Sunghoon no entendía del todo la situación. ¿Aquel hombre estaba ofreciéndole ser su patrocinador?

—No lo sé, realmente... yo abandoné el patinaje-

—Pero mírate aquí. Se nota que amas lo que haces.

El castaño no sabía si realmente quería volver a competir. Pero quizás, solo quizás, aquella sería una buena forma de ir sanando su odio hacia el patinaje, por lo que finalmente aceptó.