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—¿Descansar? Eso es lo único que has hecho en media hora además de llorar. Estoy cansada, ¿No piensas en tu futuro? ¿Quieres ser un fracasado? Porque vas por ese camino si continúas así.

Sunghoon se disculpó con su madre, volviendo al centro de la pista, ignorando las lágrimas de sus ojos, el hambre que sentía y el dolor en su pecho de oír a su progenitora tratarle de esa forma. Recordaba, al ir ocasionalmente a la casa de sus amigos, el como las madres de estos les trataban amorosamente y se preguntaba, ¿Por qué su madre no podía ser así con él? ¿Por qué le preocupaba más los trofeos y calificaciones que su propio hijo?

A sus diez años, lentamente había comenzado a sentir resentimiento hacia el arte que amaba, el patinaje. Ya que desde que empezó con este, la relación con sus padres se había deteriorado. Nunca se habían llevado excelente, habían gritos y golpes, pero eso era común en las familias, ¿no?

—Maldita sea, ¿¡No puedes simplemente hacer algo bien?! Por eso no ganas ninguna competencia.

Gritó la señora Park al ver como su hijo haciendo un axel, cayó al suelo por una mala postura. Ignorando el llanto del niño, la mujer se levantó de las gradas y simplemente se fue, dejando a su hijo tirado en el suelo mientras lloraba de dolor por el esguince que acababa de provocarse con esa caída. Pero el dolor no era exclusivamente por aquella lesión, también era porque había entendido en aquel momento que su madre no se encontraba interesada en lo que le ocurriese y solo le interesaba que ganara concursos y competencias.

Lo peor de aquel esguince es que sus padres solo le permitieron reposar una semana, aunque la orden médica decía claramente de tres semanas a un mes, obligándolo, mientras apenas podía caminar decentemente, a practicar nuevamente todos los trucos que debía hacer, ya que su siguiente competencia se aproximaba y estaba claro que ganar era más importante que su salud.

Through Ice • SunsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora