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Sunghoon era "consolado" de alguna forma, por sus amigos, aunque estos no podían hacer nada por él. Park tenía un yeso que cubría todo su pie y, aunque aún no tuviese un diagnóstico, este sabía que era muy poco probable que pudiese volver a patinar, puesto a que una lesión, ya sea un esguince o una fractura podía cambiar por completo el como podía controlar aquella extremidad, en el sentido de que quizás tuviese un peor equilibrio, le doliera moverlo en cierta dirección o cualquier otra cosa. El panorama no era muy prometedor, no para el chico que, al finalmente sanar su odio al patinaje, probablemente nunca podría volver a hacerlo.

Odiaba a sus padres, siempre lo había hecho, pero ahora más que nunca, quería hundirlos, hacerles pagar por todo lo que le habían hecho. Así que, de esa manera, al estar solo, ya que la hora de visitas había terminado, llamó a su mejor amigo Riki, aunque ya no lo consideraba de esa manera.

—¿Sunghoon? 

—Ven, ahora.

Dijo aquello y cortó la llamada. Si bien, estaba ahí por culpa de sus padres, una parte de él sentía que Riki también poseía algo de culpa, ya que perfectamente pudo haberle dicho del sabotaje de sus padres en lugar de dejarlo competir, pero en su lugar, este prefirió quedarse callado, siendo cómplice de lo que sucedería.

Quizás Sunghoon en algún momento perdonaría a Riki, pero no se sentía listo para hacerlo en ese momento, porque incluso si solo quería ayudarlo con la demanda hacia sus padres, lo que había hecho era solo perjudicarlo, quitándole lo que más amaba en el mundo, arrebatándole la posibilidad de volver a patinar.

¿Quién sabe? Quizás Sunghoon podría volver a patinar, existía esa posibilidad y aquella era la única forma en la que el castaño podría perdonar a Riki, solo si lograba volver a hacer lo que amaba, solo si podía volver a pisar una pista nuevamente.

A menos que existiera otra opción. 

Through Ice • SunsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora