Through Ice • Sunsun

[84]

Tres horas habían pasado desde que Sunghoon había entrado a cuidados intensivos, de ahí lo habían trasladado a una sala normal, donde finalmente, sus amigos y pareja podían ir turnándose para verlo.

—Hoonie, Honnie despierta, por favor.

Pedía el rubio, quien se encontraba sentado, teniendo tomada la mano de su amado.

—Sunoo, nosotros ya nos debemos ir, es tarde, tu también deberías hacerlo.

Habló Riki. Ya eran las diez de la noche, pero él no dejaría solo a su amado porque, a diferencia de sus amigos, si Hoon despertaba, no tendría a nadie a quien ver. Hoon estaba completamente solo en este mundo.

Había pasado una hora, el menor se había sentado en el sofá de aquella habitación, dispuesto a dormirse, era tarde y el sueño estaba haciendo de las suyas. Sin embargo un quejido le hizo abrir los ojos e inmediatamente miró a su pareja.

—¿Hoonie?

Preguntó yendo a su lado viendo como este abría los ojos lentamente.

La visión del castaño era algo borrosa al inicio, pero cuando pudo enfocar y ver a su novio junto a él, sonrió levemente.

—Suni.

Susurró buscando la mano de este. Sin embargo, Sunoo se sentó junto a él con cuidado en la camilla y lo abrazó. Con cuidado y con fuerza lo abrazó, sintiendo sus ojos humedecerse por las lágrimas que comenzaron a brotar de estos.

—¿Por qué siempre te tienen que pasar cosas malas a ti?

Se quejó, aunque en realidad no era una queja hacia Sunghoon, sino que a la horrible vida que le había tocado vivir a este.

—¿Y el juicio? ¿Qué pasó con mis padres?

Preguntó al recordar lo último que había pasado antes de desmayarse en el tribunal.

—Están detenidos por intento de homicidio más todos los otros cargos que se les acusan.

Park no lo podía creer. ¿Realmente estaba pasando? ¿Realmente sus padres iban a pagar por todo el daño que le hicieron?

La emoción no pudo ser contenida por el mayor y, entre lágrimas, besó los labios de su pareja. Una dulce unión que significaba que finalmente todo había acabado, que todo su sufrimiento no había sido en vano. Lo único que le faltaba era poder volver a patinar.