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—¡Feliz cumpleaños!

Gritó Riki al ver al rubio entrar a la cafetería. Si bien, Jay le había dado el día libre por su cumpleaños, este quiso ir igualmente a trabajar, después de todo, Sunghoon también se encontraba trabajando en aquella tienda de música de los padres de Jake.

Sunoo correspondió al abrazo de su amigo, quien inmediatamente después le entregó una cajita pequeña, que llamó su atención. El rubio la recibió abriendo esta y pudo observar dos entradas al cine para ver el re-estreno de una película que el mayor amaba. Inmediatamente tomó las manos del más alto para agradecerle y volvió a abrazarle.

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Después de un largo día de trabajo, Sunghoon se apresuró en ir a tomar el autobús, sin embargo, no podía correr ya que eso hacía que su herida doliese. Alcanzó a tomar el bus del paradero y en unos veinte minutos se bajó, caminando rápido a la joyería que se encontraba a unas cuadras.

Sunghoon había mandado a hacer dos collares que se unieran, con las iniciales de cada uno, un regalo simple, pero que quería darle a su pareja.

Al llegar a la joyería, agradeció que esta aún estuviera abierta e inmediatamente mostró la factura para retirar dichos collares.

Sabía que Sunoo estaría en casa al llegar, ya que no habían planeado nada con sus amigos para celebrarle ese día. De hecho, la fiesta sorpresa que le harían, sería la siguiente semana, ya que querían tiempo para preparar todo.

Tomó el autobús nuevamente para llegar a casa y ahí fue cuando vio a su pareja. Este estaba viendo una película, solo.

—Suni… creí que alguno de los chicos te haría compañía.

—Oh, Riki me hizo compañía, pero se fue hace unas horas.

Sunghoon asintió, poco satisfecho. ¿Cómo podían dejarle solo el día de su cumpleaños? Ahora también se sentía responsable por dejarle solo.

—Suni, ponle pausa.

Sunghoon inmediatamente fue donde su pareja y se sentó en el regazo de este, para rodear su cuello y unir sus labios en un suave beso.

—Te tengo un regalo.

Del bolsillo de su chaqueta, sacó la, elegante, cajita donde venían los collares.

Cuando el menor la abrió, sus ojos se iluminaron y miró a su pareja con una sonrisa de oreja a oreja.

—Se unen… y tienen nuestros nombres.

Sunoo juntó los collares y miró la parte de atrás notando como decía "Te amaré por la eternidad" cosa que le emocionó aún más.

Así ambos chicos finalizaron aquel dulce día yendo a su cuarto, donde el mayor se colocó sobre el contrario, pidiendo permiso para cada acción que hacía, tal como debería ser. Así, con esa unión de ambos, terminó el cumpleaños de Sunoo.

Through Ice • SunsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora