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—Sabía que aún tenías ese talento, ese día que te ví patinar, supe que ese don que tenías no lo habías perdido.

Sunghoon se avergonzó al escuchar al señor Nam y cuando se iba a quitar los patines para entregárselos, este lo detuvo.

—Son tuyos ahora, hijo, cuídalos.

Los ojos del castaño se iluminaron mientras observaba aquellos bellos patines negros que traía puestos. Estos tenían diseño en sus cordones, un diseño precioso que solo hacía que amara más sus nuevos patines.

—Bien, necesito que leas y firmes algunos papeles para hacer oficial tu patrocinio y que de esta manera comiences a entrenar. Tú elegirás cuando te sientas listo para competir y a qué competencias irás, pero asegúrate de ganar.

El chico estaba completamente encantado con el señor Nam. Sunghoon iba a hacer lo que quería, patinar cuando quisiera, competir cuando quisiera, sin presiones, sin estar obligado por sus padres. Eso le hacía sentir un enorme alivio.

Le fue inevitable emocionarse, una pequeña lágrima escapó de su rostro y se acercó al señor Nam para tomar su mano haciendo reverencias.

—Muchas gracias, en verdad, tomaré esta oportunidad y no la desperdiciaré.

[•••]

Estaba tan feliz, había ido a casa a dejar sus nuevos patines y volvió a salir yendo a su ex trabajo en la cafetería para saludar a su novio y amigos. También, quería contarles la noticia de que el patrocinio era oficial.

Al llegar a la cafetería, notó que estaba vacía, a excepción de uno que otro cliente sentado con su computadora.

—¡Hey! ¡Jungwon!

El pelirrojo vio a Sunghoon llegar e inmediatamente le sonrió yendo hacia él para abrazarle.

—Hoon, ¿Qué te trae aquí?

—¿Qué crees tú? Vengo por mi empleo.

Justo en ese momento Jay salió por el pasillo y frunció el ceño al ver a Sunghoon y Jungwon abrazados.

—Ya, suéltense.

Dijo este, sacando una sonrisa del pelirrojo, quien corrió hacia el mayor y le dió un beso en la mejilla, sorprendiendo al castaño.

—¿Ustedes están?

—Sí. ¿Viniste por tu empleo? Vaya que tardaste, tu uniforme está en tu antiguo casillero, anda a cambiarte.

Sunghoon sonrió yendo al área de empleados para cambiarse, viendo a Sunoo en esta, inmediatamente fue a abrazarlo, dejando un beso en su mejilla.

—¡Hoonie me asustaste! ¿Qué haces aquí?

—¿Qué crees tú?

El pelinegro sonrió negando con su cabeza y dejó un beso en los labios de su novio.

—No tienes remedio. Tonto.

—Así me amas.

—Es cierto, así te amo.

Ambos chicos unieron sus labios en un beso. La vida de Sunghoon mejoraba a pasos agigantados. Solo faltaba una cosa, resolver de una vez el conflicto con sus padres. Ahora que había logrado enfrentarlos, no dejaría que le pasaran por encima una vez más.

Through Ice • SunsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora