CAPÍTULO 9 Natural

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—Sí, ya casi salgo— Selena respondió al llamado de Ross.

Tomó su enorme bolso de artículos personales y sacó un cepillo de dientes, mientras se los cepillaba, pensaba en lo que iba a suceder cuando saliera del baño, todo podía pasar o simplemente iban a dormir, no lo sabía, debía tomar prudencia, por muchas ganas que tuviera de que otra cosa pasara, era la casa de sus padres y debía guardar la compostura, no iba a dar una mala imagen en su primera noche ahí.

Terminando aquella tarea, se desmaquilló y lavó la cara, pensando en cómo iba a ser eso de dormir juntos, la primera vez que tocaría una cama con él.


Afuera Ross estaba pensando si ella se sentía bien, creía que se estaba tardando demasiado, no quería presionarla con respecto a que los dos iban a dormir en la misma cama, ese era un paso de confianza muy importante, si ella se sentía incómoda, él se iría a la siguiente habitación, odiaría que la pasara mal, así que, se dirigió a la puerta del baño para tocarla y asegurarse de que todo se encontrara en orden, pero antes de hacerlo, ella salió.

—Lamento la tardanza— Selena salió con sus cosas.

El grandulón se quedó congelado, Selena era hermosa arreglada, pero al natural podía ver que lo era todavía más, aunque ya la había visto en pijama en su casa de Los Ángeles, el pijama que trajo esta vez dejaba ver un poco sus pechos, eso no le iba a ayudar en nada para hacerla sentir cómoda, sacudió su cabeza, tratando de no parecer un anormal, hace mucho que no estaba con una mujer y ahora que ya tenía novia no quería asustarla, sin embargo, ese par de enormes distracciones no lo iban a ayudar.

—Ross, ¿Estás bien? —

Selena lo sacó de sus pensamientos. —Sí, sí, estoy bien, eso te iba a preguntar yo a ti—

Rio. —Sí, estoy bien, un poco nerviosa, no voy a mentir— fue sincera.

—Entraré al baño, pero ¿Te sientes realmente bien de quedarte conmigo en la misma cama? — de verdad no quería incomodarla.

—Estoy segura de eso— ¿Cómo es que sentía nervios?, era una mujer en sus treintas, debería tener eso controlado, de todos modos, eso no quería decir que no quisiera estar con él, se sentía muy segura de que así fuera,

—Ok, aguarda unos minutos, ya vengo, puedes ponerte cómoda— entró al baño.

Gomez le tomó la palabra, en lo que su novio estaba en el baño, ella se subió a la cama, todavía siendo un mar de nervios, necesitaba calmarse y controlarse, tan solo iban a dormir, se metió dentro del esponjoso cobertor para el frío, sintiendo las suaves y livianas almohadas en su cabeza, además del rico aroma a ropa recién lavada, eso debía ser obra de la madre de Ross, sabía que su hijo volvería a casa de nuevo y debió prepararle todo para su estancia, le daba un poco de pena estar invadiendo ese espacio tan personal, pero el hecho de que la trajera para conocer a sus padres era algo tan serio que por supuesto debía tomarlo en cuenta.


De pronto, él salió del baño, apagando las luces, Selena desde la cama podía ver la enorme sombra dirigirse a acostarse con ella, levantando el cobertor para adentrarse en la cama, la pelinegra podía notar su claro nerviosismo, ella se sentía igual, le daba risa, era como si tuvieran 14 años y pensaran que se iban a embarazar con tan solo tomarse de la mano, para romper el hielo, Gomez se acercó más a él, abrazándolo para que se sintiera mejor, él al sentir ese tacto, se destensó, sonriendo, aunque estaba oscuro y no veía su cara, podía asegurar que ella también estaba esbozando una sonrisa, le devolvió el abrazo, recorriendo su espalda, con esas enormes manos, ella podía sentir como toques eléctricos recorrían esa extensión.

Mi vicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora