Mi vicio

Amor y bebés PARTE 2

ADVERTENCIA: Contenido + 18

Austin al abrir la puerta se encontró con Ross esperando afuera, ¿Qué hacía Ross ahí?, estaba confundido, pero no era su asunto indagar acerca de las razones por las cuales venía, él solo atendió el timbre.

—Hola Ross— Swift lo recibió con normalidad, a pesar de que en su cabeza ya sospechaba enteramente que es lo que sucedía, tendría que cerrar la boca, no era algo que le concierna, de todos modos.

El gigante se quedó pensando un minuto y luego lo saludó. —Hola Austin, ¿Están todos aquí? — la única explicación lógica que encontraba para que él le abriera la puerta es que la familia entera la visitara, ¿Y sobre todo?, ¿Por qué Selena no le dijo nada?

—¿Entrarás? —

—Oh, sí, lo siento— él entró sosteniendo su equipaje.

—Mi hermana y Travis no tardan en llegar, estamos cuidando un rato a los mellizos, bueno... Cuidando tal vez no es la palabra correcta— recordó el enrome desastre que hizo Evie.

Ross se relajó. —Está bien, ¿Selena? —

—Afuera—

—Ok, iré a buscarla—

—Será mejor que te prepares— le advirtió.

Ross caminó junto con Austin al jardín, para encontrarse con una Selena empapada y llena de lodo, Evie a su lado sentada sollozando por el enorme berrinche que hizo y Charles que las miraba, juzgando todo, seco y limpio en el pasto, su cara era de alguien que no disfrutaba de ensuciarse.

—Hey—

—Oh Dios— ella ya estaba toda roja al ver llegar a su novio, sobre todo por encontrarla en ese vergonzoso estado.

—¿Qué huracán pasó por aquí? — dijo riendo.

—Al parecer, el huracán Evie Kelce— Selena rio.

—¿Necesitan ayuda? —

El timbre volvió a sonar, Austin se fue rápidamente, esos debían ser los padres de sus sobrinos, mientras que Selena se quedó afuera con Ross, él miraba divertido como su novia estaba empapada y llena de lodo, sin duda la señorita Evie Kelce podía ser una niña que nadie lograría domar en un largo tiempo.

—Será mejor que tomes un baño— Ross se acercó para quitarle un mechón de cabello mojado de la cara.

—Bueno, tal vez, podrías ayudarme con eso— dijo Selena, de la manera más insinuante posible, lo dijo sin pensar, era una suerte que Austin no estuviera ahí, porque no se acordó que no estaba sola.

—Me encantaría ayudarte con eso—

Él la besó, no le importaba que estuviera sucia y mojada, ni siquiera eso podía quitarle la idea de lo hermosa que siempre la ve, iba a besarla de nuevo hasta que Taylor salió al jardín, desesperada.

—¿Qué pasó? — salió al jardín.

—Tay, lo siento, es que...— ella no sabía por dónde comenzar.

—Está bien— no quiso preguntar más por la prisa que tenía. —Lo siento Sel, lamento que te haya causado problemas, perdón, bebé—

La pequeña corrió hacia su mamá llenándola de lodo.

—Mi amor, pero que... bueno, detalles me los das mañana Sel, lamento que haya hecho ese enorme desastre— miraba la tierra regada, lodo, agua. —Charles, vamos—