CAPÍTULO 26 Lo que nadie esperaba

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ADVERTENCIA: Contenido +18

Él se aclaró la garganta. —Selly— rio. —¿Qué? —

—Tú, Ross— pasó su mano acariciando su pecho en círculos. —Te me antojas tú— ella fue directo al grano.


Esa mañana, simplemente se despertó con unas enormes ganas de tener sexo con él, suponía que debía ser parte de las hormonas del embarazo, aunque también ella sin estar embarazada, sentía la necesidad tan gigantesca de querer hacer el amor con su novio todo el tiempo, era un vicio, definitivamente, uno que deseaba no parara nunca.

Selena a propósito, lo abrazó todavía más fuerte, causando que sus pechos se juntaron en el brazo del grandulón, presionándose, para ese momento, Ross ya estaba sintiendo cosas debajo de la sábana, no quería sentirse como un adolescente precoz, pero la pelinegra siempre lograba desatarle sus instintos más bajos, el espectacular cuerpo que ella posee es un detonante muy fuerte de lo mucho que la desea a cada minuto, él se dio la vuelta para meter la mano bajo el pijama de su novia, con esa enorme mano apretó suavemente sus pechos, los cuales le encantaba sentir, sobre todo que resaltaran debajo de su ropa, ahora notaba la gran diferencia, claro que se hallaban más grandes, de lo que de por sí, ya eran, sin duda lo estaban, lo sentía, podía percibirlo de manera física.

La pierna de Selena ya estaba tratando de buscar la suya, enredándola, ella se había quedado dormida anoche con tan solo una blusa ligera y su ropa interior de abajo, el calor que le provocó el mareo y las hormonas de embarazada la obligó a dormir sin más prendas.

—Selly— quería controlar sus respiraciones, porque si se extasiaba demás, no iban a durar ni quince minutos en el acto.

—¿Sí? — llevó su mano dentro del pijama de su novio, tratando de que se bajara los pantalones con los que durmió, porque ya podía sentir perfectamente, que su miembro estaba dando a conocer las firmes intenciones que ella misma tiene.

—Oh, Sel, Sel, de verdad, tu me vas a matar— la recostó ligeramente, quedando sobre ella, recargado con sus dos fuertes brazos, como si fuese a hacer flexiones para ejercitarse, pero ese ejercicio, era todavía mucho mejor.

Él llevó sus labios a los pechos de Selena, que estaban todavía protegidos con el pijama, se puso de rodillas en la cama, con la plena intención de hacer volar esa pieza de ropa, ella sola alzó los brazos para que pudiera sacarla, él comprendió de inmediato, sacando la blusa y dejándola al lado de la cama.

—Sel— se aclaró la garganta al verla, podía tenerla siempre cerca de ella y observarla sin nada de ropa y todo el tiempo se iba a sentir cautivado.

La pelinegra se mordió el labio inferior, jalando a Ross por la nuca lentamente para que pudiera acercarse más a ella, él no tardó en colocar su cara en medio de sus senos, besando primero cada uno, las ganas que tenía de comérsela eran las mismas que las de ella, no sabía si iban a parar sus actos sexuales con el pasar las semanas, el bebé iría creciendo y eso puede que complique las cosas, era todo un neófito en eso, así que muchas preguntas y dudas lo invadían, aunque ahora, se esfumaban, teniendo a su novia debajo de él, era el momento ideal para volverse uno.


Ross hizo un camino de besos desde su pecho, pasando por el vientre, todo era tan nuevo, inesperado, pero una pizca de emoción le estaba resurgiendo, detuvo su ubicación, rogaba al cielo porque todo saliera bien, iban a ser los nueve meses más estresantes por la incertidumbre, trataría de que no le dominaran esos sentimientos.

—Todavía no puedo creer esto— Selena le acariciaba la espalda de su novio, sentir los labios besando su vientre era su nueva obsesión, deseaba que no terminara, lo necesitaba tanto, lo amaba.

Mi vicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora