CAPÍTULO 36 ¿Junior?

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Ricardo estaba sorprendido y emocionado, saltaba abrazando a Sara su esposa, sus hijos del mismo modo corrieron a Selena para abrazarla, iba a ser su primer sobrino, era raro ser tíos a esa edad, pero normal al mismo tiempo.

—Flaca, vas a tener un niño, bien, bien, es el momento de hablar acerca de como le vas a poner, ¿Ya lo sabes? — su padre le interrogaba.

—¡Papá!, será mejor que no metas tus manos en esto— Selena le advirtió.

—Ricardo, por favor— su esposa trataba de controlarlo.

—Pero, mija, entiende, si es niño, puedes continuar con el nombre de la familia—

—No, no, ¿Por qué no le pusiste Ricardo a Marcus? — alzó una ceja.

—Porque no lo permití— Sara reía.

—Gracias por eso— Marcus dijo riendo.

—Un niño, Sel, un sobrinito— Victoria se pegó a ella tocando su vientre.

—Sí, Tori— rio.

Mandy se acercó a abrazar a su hija junto con Brian, ambos la adoraban, Gracie estaba algo inconforme, imaginaba que podía ser una niña, pero tenía que recordarse que sería su sobrino no su hermano, así que sus deseos de tener una hermana se esfumaron, pues era hijo de Selena.

—¿Qué piensas de que es niño?, Gracie— su hermana le preguntó.

—Está bien, no tengo niños cerca en mi vida, ya sabes, somos puras mujeres— después de todo, si lo pensaba mejor, sería interesante tener un niño.

—Es cierto, al menos de la familia materna, no— abrazó a su hermana. —Estoy segura de que te encantará cuando nazca— se acariciaba el vientre.

—Bien, flaca— el abuelo de Selena se acercó. —Ya es momento de que uses esto, no puedo creer que andes por la vida, así como si nada, mal Selena, esas cosas no debes hacerlas así— le dio una pulsera roja. —Tienes que ponerte esto, tu abuela siempre se lo daba a las embarazadas de la familia, tienes que evitar el mal de ojo— él estaba muy convencido en aquellas creencias ancestrales mexicanas.

—¿Mal de ojo? — Ross no entendía nada, ¿De que estaban hablando?, ¿Le iba a pasar algo a los ojos del bebé?, ¿A que se referían con eso?

—¿No le has dicho que es mal de ojo?, no puede ser, hombre, las envidias existen y esta pulsera, puede atrapar todo lo malo, de este modo nos vamos a encargar de que no le pase nada al bebé, no vayas a permitir que se la quite por nada del mundo y cuando el bebé nazca, también debe tener una, ¿Entienden?, si se rompe quiere decir que hizo su trabajo en atrapar la maldad y deberían tener una nueva— el abuelo contaba. —Siempre debe de ir en el lado izquierdo— se la puso a su nieta en la mano. —Si te estorba mucho, puedes usarla en el tobillo—

—Ay abuelo— rio. —Está bien— ella había crecido siendo mitad mexicana, así que sabía algunas cosas de las viejas creencias, aunque ella no practicaba exactamente todas, tenía conocimiento de algo, no renegaría nada con su abuelo, él se veía tan contento y entusiasmado con pasarle su herencia o sabiduría.

Ross seguía sin comprender, pero como era una tradición mexicana seguramente, él no estaba familiarizado con eso. —Está bien señor R., estaré pendiente de eso— rio.

—Qué buen muchacho— le palmeó el brazo. —No lo hagas enojar, Selena, ya de por sí te está aguantando embarazada—

—Abuelo— frunció el ceño.

—Te conocemos bien, flaca, así que— se encogió de hombros, riendo.


Ella no podía negarlo, más allá de que luchaba diariamente con el lupus, tener bipolaridad diagnosticada no era cualquier cosa, agradecía tener sus terapias continuas para que las cosas fueran con calma, además de que, sí, algunas veces solía ser caprichosa, no lo iba a ocultar.

Mi vicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora