Día de las madres, ¿Doble? PARTE 2

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Selena seguía sentada en el frío piso del baño de visitas en la primera planta de su casa, trayéndole viejos recuerdos desagradables, ese día no pintaba para sentirse bien tampoco, luego de unos minutos, se puso de pie, yendo directo al lavabo para mojarse la cara y encontrar un poco de calma ante todo lo que su estómago y cabeza están sintiendo, se cepilló los dientes y trató de que al salir, nadie notara que se siente demasiado mal, no quería preocupar a su familia, ya muchos sustos han tenido con su enfermedad como para que piensen que tiene alguna cosa de gravedad, abrió la puerta y al salir se encontró a su madre y hermana paradas esperando por ella.

—Selena— su madre habló. —Realmente pienso que debes de volver a alimentarte adecuadamente, lo que hiciste ayer fue abusar de la comida, lo sabes, ¿No? — la miraba preocupada y al mismo tiempo, con esa cara acusadora.

—Sí, lo sé, no hace falta que me lo digas, ya bastante mal me siento ahora— dio un respiro profundo tocándose la cabeza. —Creo que solo voy a desayunar una manzana o algo y me iré a la cama de nuevo, necesito reposar y encontrarme mejor para irme a Minnesota mañana— su plan de alcanzar a Ross al siguiente día en la casa de sus padres no iba a tirarlo por la borda, esta vez tenía el tiempo para volver a ver a los señores Travis en un mejor clima.

—Yo pienso que, si te sigues sintiendo mal, sería bueno que pospongas ese encuentro, no veo que puedas viajar en ese estado Selena, ¿Quieres que llame a un doctor? —

—No mamá, no es necesario, tan solo es mi cuerpo reaccionando a lo que hice anoche, estaré bien mañana, estoy segura de eso— dijo convencida.

—Ok, entonces, creo que te haré algo ligero de desayunar y te lo subo, ¿Está bien?, vuelve a la cama— se fue a la cocina.

Pero Gracie, se quedó parada justo ahí, con los brazos cruzados, mirando a su hermana como si le estuviera ocultando un gran secreto, juzgándola, observaba cada movimiento, cada parte de su cuerpo, su cara, lo pálida que se encontraba en ese instante, las enormes ojeras que su hermana denotaba podían darle una clara señal de que algo no andaba bien, aunque le daba miedo afrontar que pudiera tener algo más, por ahora, se quedaría con la idea de que solo fue un mal estomacal por la noche anterior, le dio una mirada de arriba abajo y habló.

—Ve a acostarte Sel, te ves muy mal—

—Ok, gracias por decirme lo que veo— se tocó la cabeza ante su sarcasmo, ella no era así con su hermana, pero su humor comenzaría a empeorar si seguía parada ahí. —Lo siento, voy a mi habitación—


La pelinegra subió, la pesadez en su cuerpo sin duda, no era una señal muy buena, pero lo dejaría pasar por esta vez, creía que todo estaría mejor por la mañana, así que, ese día, lo utilizaría exclusivamente para descansar y poder volar mañana a Chaska, Ross la estaría esperando con ansias allá y no iba a defraudarlo por su irresponsabilidad al comer en exceso, cuando llegó a su habitación se acostó boca abajo, tratando de aplacar esa asquerosa sensación que tenía en la boca, las ganas de vomitar seguían ahí, un poco menos, pero las náuseas y su cabeza dando miles de vueltas no tenían una fecha de vencimiento.

Winnie y Daysi entraron a la pieza de su humana, moviendo la cola contentos, subieron a la cama.

—Hola bebés— se dio la vuelta para saludarlos. —¿Ya comieron? — miraba sus hocicos mojados de agua, suponía que sí.

Daysi olía con insistencia a su humana, algo estaba distinto en ella y la perrita lo sabía, se acurrucó junto a ella para hacerla sentir mejor, Winnie, del mismo modo, se colocó del otro lado, denotando que no se iban a ir lejos de ella hasta que se sintiera bien.

—Estoy bien, lo prometo, si piensan cosas raras— les dijo.

—Sel— su madre entró. —Traje algo de fruta y un té para que tu estómago se asiente— lo puso en la mesa de noche. —¿Necesitas algo más? —

Mi vicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora