52

593 47 28
                                    


JungKook bajo al coche a por los MUY necesarios condones. Sinceramente, ¿Pasar todo el día con Taehyung sin poder echarle un buen polvo? Eso no sonaba muy factible para el, ni realista... sobre todo teniendo en cuenta que Kim era una tentación constante para él.

Cuando llegó a su destino, se dio cuenta de que en la caja solo quedaba un condon y además no tenía lubricante. Se dijo a sí mismo que, tal vez, el castaño tenía. Pero teniendo en cuenta que antes cortaron una posible cogida, por falta de protección, lo más probable era que Taehyung no tuviese lo necesario.

Así que no le quedó de otra que buscar en su móvil la farmacia más cercana, y dirigirse hacia ella, ya que quedaba a cinco minutos andando.

Mientras tanto, Taehyung se dispuso a pedir las pizzas. Pidió la suya, y la que el pelinegro le dijo que le gustaba. Además decidió añadir un poco de pollo frito y unas cuantas cervezas al pedido.

JungKook no tardó en comprar los condones y un lubricante de cereza, una vez más, ya que ese era el que más le recordaba al castaño. Y podría parecer una tontería, pero de había convertido en una especie de "ritual" utilizar ese sabor con el castaño... solo con el castaño.

En su regreso, JungKook aprovechó para comprar un par de pasteles. Ignorando el intento de coqueteo de la joven que trabajaba en la pastelería, ya que estaba muy ocupado pensando en cuáles le gustarían al castaño. De chocolate y frambuesas, una mezcla que pegaba a la perfección con Taehyung.

Ya que aunque a veces podía llegar a ser amargo como el chocolate, la dulzura de sus labios equilibraba todo lo demás, al igual que lo hacían las frambuesas.

Por último, se paró a fumar un poco, para no tener que hacerlo en la casa de los Kim.

Una vez regresó, en la entrada de la casa se encontró con el repartidor, que llevaba un par de bolsas a parte de las pizzas.

— Hola— saludó JungKook al repartidor.

— Hola... ¿Kim Taehyung?— preguntó el repartidor de comida, al ver que JungKook abría la puerta, con las llaves que Kim le había prestado para que no tuviese que volver a bajar para abrirle la puerta.

— Si, aquí es— asintió JungKook, quitándole la comida al repartidor para que no tuviese que seguir cargando con todo— ¿Cuánto te debo?

El chico le dijo el precio, y JungKook le dio lo que correspondía, más una propina, ya que le gustaba también dar siempre un poco de mérito a los repartidores, y trabajadores de los restaurantes.

— Oh vaya... muchas gracias— dijo el chico muy agradecido.

— No hay de que, que pases un buen día— dijo JungKook, educadamente, con una faceta fría, para no parecer demasiado blando.

El chico asintió, y se marchó, dejando a JungKook entrar a la casa, con todas las bolsas y la pizzas. Haciendo malabares para que la comida no se le cayese al subir las escaleras.

— Precioso... ya estoy aquí— entró, sintiendo su estómago revolotear un poco, al ver a Kim tumbado en su cama distraídamente, sonriendo por algo que veía en su teléfono. Con el pelo aún algo húmedo, y su ropa puesta... Dios santo, estaba dispuesto a donarle todo su armario, con tal de ver lo increíblemente bien que se veía con ella.

— Oh hola, has tardado más de lo que pensé...— dijo Kim, mirando a Jeon desde la cama, y frunciendo el ceño— ¿Pero qué es todo eso?

— Traigo el pack completo para el mejor día de tu vida— dijo JungKook con una sonrisa y el evando las cejas.

— Y ¿eso es?— dijo Kim, haciéndose el desinteresado, pero en realidad este chico le iba a volver loco con lo dulce que era en el fondo, aunque le gustase aparentar que no lo era. Poco a poco el pelinegro iba rompiendo sus muros, y su personalidad salía a la luz incluso antes de que se diera cuenta.

Por ti... [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora