12- Promesa

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Las calles estaban desiertas, excepto por el eco de unos pasos apresurados. Kai, con su respiración agitada y su mirada fija, llevaba en brazos a Bell, quien yacía inconsciente, su rostro pálido iluminado por la luz de la luna.

Llegó hasta el estacionamiento de su empresa, buscó su auto y dejó a Bell en el asiento trasero.
Cuando cerró la puerta, Sally estaba de tras de él.
-DIOS MIO...

Kai la miró y con odio la tomó del cuello y le dijo.
-Como sabías de mí y de Oliver?

La mujer, asustada respondió.
-El me contactó hace unos días, me dijo que Evan tenía una enfermedad y que neces a su esposa de vuelta... Solo quería ayudarlo...

Kai la soltó, abrió la puerta y antes de partir le dijo.
-Estas despedida y ni se te ocurra demandar o te voy a involucrar como cómplice de intento de homicidio. Sabes lo poderoso que es Tony, puedo hacer eso y mucho más.

No esperó la respuesta de la mujer, partió y condujo como si su vida dependiera de ello.

...

La puerta del hospital se abrió con urgencia ante su llegada. Los médicos y enfermeras, alertados por los gritos, se apresuraron a atender a Bell.
Kai, con su habitual frialdad desaparecida, mostraba una preocupación que trascendía su propia existencia.

-¿Qué sucedió aquí?

Kai aterrado de perderla, dijo.
-Fue golpeada.Ella necesita ayuda ahora.

Los médicos asintieron, moviendo a Bell a una camilla y llevándola rápidamente al interior. Kai esperaba, su habitual compostura desvanecida, reemplazada por una tensión palpable.

Horas después, el doctor se acercó a Kai, quien se levantó de un salto.
-Ella estará bien. No había costillas rotas ni fracturas, solo fueron golpes superficiales.

Kai, estaba abrumado.
-¿Puedo... puedo verla?

Con un gesto de comprensión, el doctor asintió y guió a Kai al box de urgencias donde estaba Bell. Al entrar, Kai se acercó a la cama, tomando la mano de Bell con delicadeza.

-Kai... ¿eres tú?
Preguntó con voz débil

-Sí, estoy aquí. No te dejaré sola.

Bell intentó sonreír, pero su gesto se desvaneció bajo la mirada escrutadora del doctor.

-No debes hacer esfuerzos. Aunque no te duela, aún están las heridas ahí -advirtió con tono paternal.

Bell se tensó, su semblante se endureció como el acero.
-Perdón -murmuró, una disculpa que sonaba más a un lamento.

-¿Debe quedarse? -la preocupación de Kai era palpable, vibraba en el aire como una cuerda tensa.

El doctor negó con la cabeza.
-No, en una hora le daremos el alta, además de unos desinflamatorios. Sin embargo, deben denunciar a la persona que hizo esto, usted como su pareja puede hacerlo.

La sonrisa de Kai fue un rayo de sol en la penumbra del hospital.
-Solo pensar en ser pareja de ella le alegraba la existencia.

Bell, sin embargo, se apresuró a aclarar:
-No, Kai es mi paciente... Soy doctora, estoy estudiando Psiquiatría.

La revelación prendió las alarmas en la mente del doctor.
-¿Paciente?... No habrá sido...

-No, Kai jamás me haría esto. Fue mi esposo -la certeza en su voz era inquebrantable.

Kai apretó su mano con más fuerza, un gesto de protección y promesa silenciosa.

-Ya veo. Con mayor razón, debe denunciar -insistió el doctor antes de retirarse, dejándolos solos en la penumbra del cuarto.

...

Después de una hora, Kai salió a hacer los trámites del alta, cuando una voz irritante lo sacó de sus pensamientos.
-¡Hermano!

Winter se acercaba con pasos decididos, y Kai se vio obligado a adoptar la máscara de Evan.
-Winter, ¿qué estás haciendo aquí?

-Me llamaron, puse mi contacto en el contrato de Bell mientras se encarga de ti, ya sabes, por si Kai intenta algo -explicó ella con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

Kai ocultó su molestia tras una máscara de indiferencia.
-Sí... Pero él no fue, hablé con ella y me dijo que Kai no le hizo nada.

Winter asintió, sacando la tarjeta para pagar los gastos de Bell.
-Lo sé. Papá me dijo que ella está casada con un psiquiatra que está más loco que sus pacientes. Es horrible lo que ha sufrido la pobre a manos de ese energúmeno.

La curiosidad de Kai se encendió como una llama.
-¿Puedes decirme o crees que es mucho para mí?

Winter pagó y lo tomó del brazo, guiándolo a la sala de espera como si fueran viejos amigos compartiendo secretos.
-Nick le dijo a papá todo. Este tal Oliver la conoció en la escuela de medicina estudiaron juntos y al año le pidió matrimonio.

La rabia de Kai era un volcán a punto de erupcionar.
-¿Al año?

Winter asintió, ajena al peligro que se cernía.
-Sí, y no solo eso, Bell se embarazó y la obligó a dejar los estudios. Perdió al bebé, según se cayó de la escalera, pero se sabe que fue él.

-¿Cómo sabes esto? -la voz de Kai era un susurro cargado de tormenta.

Winter miró a ambos lados y confesó en un susurro:
-Estuvo interna en el hospital psiquiátrico, se autolesionaba.

Kai se levantó abruptamente, sus puños blancos por la fuerza con la que los apretaba.
-Voy al baño -dijo, y su voz era un hilo tenso a punto de romperse.

Se encerró en los sanitarios y desató su furia contra el mundo inerte.
-Debí matarlo -repitió como un mantra mientras destrozaba el lugar.

Se golpeó la cabeza con las manos, intentando aplacar la tormenta interna.
-Tranquilo Kai, debes volver ahí siendo Evan... Tranquilo...

Cuando salió, su compostura era la de un lago en calma después de la tormenta. Pero al ver a Bell acompañada de Winter, su corazón se agitó de nuevo. No importaba de qué hablaban; solo quería abrazarla, protegerla, y así lo hizo. La rodeó con cuidado para no hacerle más daño y se aferró a ella con una promesa que era un voto sagrado.
-Te prometo que ese hombre no te volverá a tocar.

Winter observaba, maravillada ante la transformación de Evan en protector. Bell, por su parte, se debatía entre la duda y la esperanza, sin saber si era Kai o Evan quien la sostenía entre sus brazos.

 Bell, por su parte, se debatía entre la duda y la esperanza, sin saber si era Kai o Evan quien la sostenía entre sus brazos

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Two Faces (Evan Peters Y Kai Anderson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora