Evan, un joven de 28 años, se enfrenta a la complejidad de su existencia marcada por un trastorno disociativo de identidad. Conocido por sus dos identidades, Evan y Kai, su vida toma un giro inesperado cuando su padre le impone una condición: somete...
Las calles estaban desiertas, excepto por el eco de unos pasos apresurados. Kai, con su respiración agitada y su mirada fija, llevaba en brazos a Bell, quien yacía inconsciente, su rostro pálido iluminado por la luz de la luna.
Llegó hasta el estacionamiento de su empresa, buscó su auto y dejó a Bell en el asiento trasero. Cuando cerró la puerta, Sally estaba de tras de él. -DIOS MIO...
Kai la miró y con odio la tomó del cuello y le dijo. -Como sabías de mí y de Oliver?
La mujer, asustada respondió. -El me contactó hace unos días, me dijo que Evan tenía una enfermedad y que neces a su esposa de vuelta... Solo quería ayudarlo...
Kai la soltó, abrió la puerta y antes de partir le dijo. -Estas despedida y ni se te ocurra demandar o te voy a involucrar como cómplice de intento de homicidio. Sabes lo poderoso que es Tony, puedo hacer eso y mucho más.
No esperó la respuesta de la mujer, partió y condujo como si su vida dependiera de ello.
...
La puerta del hospital se abrió con urgencia ante su llegada. Los médicos y enfermeras, alertados por los gritos, se apresuraron a atender a Bell. Kai, con su habitual frialdad desaparecida, mostraba una preocupación que trascendía su propia existencia.
-¿Qué sucedió aquí?
Kai aterrado de perderla, dijo. -Fue golpeada.Ella necesita ayuda ahora.
Los médicos asintieron, moviendo a Bell a una camilla y llevándola rápidamente al interior. Kai esperaba, su habitual compostura desvanecida, reemplazada por una tensión palpable.
Horas después, el doctor se acercó a Kai, quien se levantó de un salto. -Ella estará bien. No había costillas rotas ni fracturas, solo fueron golpes superficiales.
Kai, estaba abrumado. -¿Puedo... puedo verla?
Con un gesto de comprensión, el doctor asintió y guió a Kai al box de urgencias donde estaba Bell. Al entrar, Kai se acercó a la cama, tomando la mano de Bell con delicadeza.
-Kai... ¿eres tú? Preguntó con voz débil
-Sí, estoy aquí. No te dejaré sola.
Bell intentó sonreír, pero su gesto se desvaneció bajo la mirada escrutadora del doctor.
-No debes hacer esfuerzos. Aunque no te duela, aún están las heridas ahí -advirtió con tono paternal.
Bell se tensó, su semblante se endureció como el acero. -Perdón -murmuró, una disculpa que sonaba más a un lamento.
-¿Debe quedarse? -la preocupación de Kai era palpable, vibraba en el aire como una cuerda tensa.
El doctor negó con la cabeza. -No, en una hora le daremos el alta, además de unos desinflamatorios. Sin embargo, deben denunciar a la persona que hizo esto, usted como su pareja puede hacerlo.
La sonrisa de Kai fue un rayo de sol en la penumbra del hospital. -Solo pensar en ser pareja de ella le alegraba la existencia.
Bell, sin embargo, se apresuró a aclarar: -No, Kai es mi paciente... Soy doctora, estoy estudiando Psiquiatría.
La revelación prendió las alarmas en la mente del doctor. -¿Paciente?... No habrá sido...
-No, Kai jamás me haría esto. Fue mi esposo -la certeza en su voz era inquebrantable.
Kai apretó su mano con más fuerza, un gesto de protección y promesa silenciosa.
-Ya veo. Con mayor razón, debe denunciar -insistió el doctor antes de retirarse, dejándolos solos en la penumbra del cuarto.
...
Después de una hora, Kai salió a hacer los trámites del alta, cuando una voz irritante lo sacó de sus pensamientos. -¡Hermano!
Winter se acercaba con pasos decididos, y Kai se vio obligado a adoptar la máscara de Evan. -Winter, ¿qué estás haciendo aquí?
-Me llamaron, puse mi contacto en el contrato de Bell mientras se encarga de ti, ya sabes, por si Kai intenta algo -explicó ella con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.
Kai ocultó su molestia tras una máscara de indiferencia. -Sí... Pero él no fue, hablé con ella y me dijo que Kai no le hizo nada.
Winter asintió, sacando la tarjeta para pagar los gastos de Bell. -Lo sé. Papá me dijo que ella está casada con un psiquiatra que está más loco que sus pacientes. Es horrible lo que ha sufrido la pobre a manos de ese energúmeno.
La curiosidad de Kai se encendió como una llama. -¿Puedes decirme o crees que es mucho para mí?
Winter pagó y lo tomó del brazo, guiándolo a la sala de espera como si fueran viejos amigos compartiendo secretos. -Nick le dijo a papá todo. Este tal Oliver la conoció en la escuela de medicina estudiaron juntos y al año le pidió matrimonio.
La rabia de Kai era un volcán a punto de erupcionar. -¿Al año?
Winter asintió, ajena al peligro que se cernía. -Sí, y no solo eso, Bell se embarazó y la obligó a dejar los estudios. Perdió al bebé, según se cayó de la escalera, pero se sabe que fue él.
-¿Cómo sabes esto? -la voz de Kai era un susurro cargado de tormenta.
Winter miró a ambos lados y confesó en un susurro: -Estuvo interna en el hospital psiquiátrico, se autolesionaba.
Kai se levantó abruptamente, sus puños blancos por la fuerza con la que los apretaba. -Voy al baño -dijo, y su voz era un hilo tenso a punto de romperse.
Se encerró en los sanitarios y desató su furia contra el mundo inerte. -Debí matarlo -repitió como un mantra mientras destrozaba el lugar.
Se golpeó la cabeza con las manos, intentando aplacar la tormenta interna. -Tranquilo Kai, debes volver ahí siendo Evan... Tranquilo...
Cuando salió, su compostura era la de un lago en calma después de la tormenta. Pero al ver a Bell acompañada de Winter, su corazón se agitó de nuevo. No importaba de qué hablaban; solo quería abrazarla, protegerla, y así lo hizo. La rodeó con cuidado para no hacerle más daño y se aferró a ella con una promesa que era un voto sagrado. -Te prometo que ese hombre no te volverá a tocar.
Winter observaba, maravillada ante la transformación de Evan en protector. Bell, por su parte, se debatía entre la duda y la esperanza, sin saber si era Kai o Evan quien la sostenía entre sus brazos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.