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—En un inesperado giro de los acontecimientos sociales y políticos, se ha revelado el compromiso de Evan Anderson, primogénito del aspirante a la presidencia Tony Anderson, con Blair Fleur, la ilustre hija del consejero, Gustab Fleur. Este compromiso no solo fusiona las vidas de dos destacadas figuras jóvenes, sino que también sella la alianza de dos poderosas dinastías, cuyas raíces se extienden profundamente en el terreno político y social.

Evan, de costumbre discreto y reservado, ha emergido recientemente del velo de la privacidad, acompañando a su padre en actos públicos.

La noticia de su compromiso ha sacudido los cimientos de la alta sociedad, desatando un torbellino de especulaciones sobre el impacto que esta unión podría tener en el escenario político vigente. Algunos interpretan el compromiso como una jugada táctica para consolidar la campaña presidencial de Tony Anderson, mientras que otros lo ven como el renacer de un amor genuino y profundo, recordando que, años atrás, Evan y Blair ya compartían un lazo sentimental—respiro hondo—. Pero, como dicta el caprichoso destino, sus caminos se bifurcaron.

Se anticipa que la ceremonia de compromiso se celebre en un evento de naturaleza íntima, aunque se espera la asistencia de figuras prominentes del ámbito político y social. —observo a Evan, cuyo semblante se tiñe de rojo, y a Bell—. Este compromiso no solo conmemora la unión de Evan y Blair, sino que también representa la esperanza de una colaboración más fructífera entre ambas familias, en pro de sus carreras y legados a la sociedad.

Con la boda en el horizonte, la atención de todos se centra en esta pareja carismática y en la influencia que su matrimonio ejercerá sobre el futuro político y social de la región.

Evan, sumido en la melancolía, y Bell, mordiéndose el labio en un intento por contener su dolor.
—Ya es oficial, hermano... Papá ha jugado bien sus cartas al atarte a este compromiso.

Evan exhala un suspiro, su mirada se posa en Bell, cuya aflicción es evidente.
A pesar de ser consciente de los sentimientos que ella alberga hacia él, duda sobre cuál de sus dos personalidades es el objeto de su afecto y anhela descubrirlo por sí mismo.

Winter observa la escena, palpando la tensión que flota en el aire.
—Evan... ¿Estás conforme con esto?

El joven se reclina en su asiento.
—Sí...

Al oírlo, Bell se levanta, invadida por una angustia incontenible. No desea ver a Evan casarse con Blair, pero se siente obligada a cumplir con su rol profesional. Se dirige a la cocina, buscando un escape a su tormento interno.

Evan observa cómo Bell cierra la puerta tras de sí y se aleja.
Winter se pasa la lengua por los labios.
—Podrías haber rechazado el compromiso. Al menos por Bell.

Evan dirige una mirada sorprendida a su hermana. ¿Tan evidente era su conflicto interno?
—No sé de qué hablas, Bell es mi terapeuta.

Winter entorna los ojos y se inclina hacia él.
—Esa no es una respuesta digna de mi hermano...

Evan suspira y revolea los ojos, fatigado de ser confundido con Kai.
—Winter, sabes que detesto que me confundas con Kai.

Ella toma un sorbo de su café.
—¿Sabes qué detesto yo? —deja la taza sobre la mesa— Que te obligues a comprometerte con una mujer que no amas, mientras haces sufrir a la única persona que realmente te merece.

Evan baja la mirada.
—No es así...

—¿No es así? —interrumpe Winter, visiblemente exasperada— Bell está atrapada entre su ética profesional y sus sentimientos. Pero, además, la sometes a estar a tu lado mientras tú te comprometes con Blair. ¡Eso es tortura!

Evan golpea la mesa con ímpetu y se pone de pie, mostrando una ira y furia que nunca antes había manifestado.
—No puedo permitir que se vaya.

Winter, mezcla de miedo y preocupación, se pone a su altura.
—No puedes forzarla. Le diré que puede cambiar de paciente.

Mientras se dirige a la cocina, la mano de Evan se cierra con fuerza sobre su muñeca.
Ella emite un grito de dolor.
—¿Evan?

Evan toma conciencia del daño que está causando. Suelta a su hermana y contempla sus propias manos.
—Yo... Lo siento... No fue mi intención... No entiendo qué me pasa.

Se lleva las manos a la cabeza, intentando descifrar sus acciones.
Winter aprieta los labios y trata de calmarlo.
—Evan, ¿qué te sucede? Te he notado extraño desde que te comprometiste con Blair... A veces creo que no eres tú.

Evan niega con la cabeza.
—No lo sé...

—¿Has hablado de esto con Bell?

Él se sobresalta.
—No, no puedo. Aquella noche, me hice pasar por Kai y la amenacé para que se quedara. No puedo contarle eso... Se daría cuenta de que fui yo y me abandonaría.

Winter abre los ojos, impactada.
—Tal vez Kai sea más parte de ti de lo que creíamos.

En ese instante, Bell sale y los encuentra a unos pasos de la puerta.
—¿Ocurre algo?

Los hermanos intercambian miradas, uno con temor y la otra con incertidumbre.
Winter sabe que debería advertir a Bell sobre la situación, pero su lealtad hacia Evan se lo impide.
—No. —responde, para alivio de su hermano.

Bell siente vibrar su celular y contesta.
—¿Sí?

Se aleja de la pareja y Evan exhala, aliviado.
—Gracias, Winter. Prometo que hoy mismo iré a ver a Nick y le contaré todo.

Ella se serena, abraza al joven de cabellos azules y se despide.
Ya en su auto, llama a Nick.
—Nick... Creo que todo esto está afectando demasiado a Evan.

El doctor responde con preocupación.
—¿Qué crees que le pasa?

—Estoy segura de que la presencia de Bell le afecta más de lo que puede soportar. —afirma, mientras estaciona su vehículo.

—Entiendo. —traga saliva— Es lo que esperábamos. Si queremos que la división entre Evan y Kai se disuelva, debemos permitir que Evan se enfrente al origen de su trauma, aunque ello implique poner en riesgo a Bell.

 Si queremos que la división entre Evan y Kai se disuelva, debemos permitir que Evan se enfrente al origen de su trauma, aunque ello implique poner en riesgo a Bell

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Two Faces (Evan Peters Y Kai Anderson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora