53- Cabaña

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Bell conducía fuera de la ciudad, su mente revoloteando entre la determinación y la duda. Al pasar por un concesionario de autos, una idea se formó en su cabeza. Dejó el auto de Tony estacionado en una calle remota y se dirigió al lugar. Allí, eligió un automóvil pequeño y discreto, pagando en efectivo para no dejar rastro.

Una hora más tarde, se encontraba frente a la cabaña que Tony había reservado. La foto de su madre en la mano, Bell reflexionaba sobre su próximo movimiento. La imagen le recordaba por qué había comenzado esta huida; necesitaba seguir adelante. Con un suspiro resuelto, dejó el lugar atrás.

Mientras conducía hacia el sur, Bell marcó un número en su teléfono.

—¿Estás en el lugar acordado? —preguntó con voz firme.

—Sí, pero ¿estás segura de esto? —respondió una voz al otro lado.

—Completamente —afirmó Bell sin vacilar.

Diez horas después, sin detenerse más que para lo esencial, llegó a un campo remoto. En lo profundo del terreno se erguía una casa pequeña. Bell estacionó y bajó sus pocas pertenencias antes de tocar la puerta.

Oliver, abrió la puerta con una mezcla de preocupación y alivio.

—¿Te siguió alguien? —preguntó de inmediato.

—No —respondió Bell con seguridad.

Oliver asintió y le mostró la casa. Había provisto todo lo necesario: comida para más de un mes, internet y señal telefónica.

—Gracias —dijo Bell sinceramente.

—Es lo menos que puedo hacer después de todo el daño que causé —confesó Oliver con pesar.

Un silencio incómodo se instaló entre ellos hasta que Oliver rompió el hielo.

—¿Por qué nunca me has juzgado por eso? —preguntó con voz baja.

Bell lo miró a los ojos y respondió con calma:

—Porque creo que no fue tu culpa.

Oliver se movía inquieto, la confesión quemándole los labios. Finalmente, decidió sincerarse.

—Bell, hay algo que debes saber —comenzó con voz temblorosa—. Cuando mi padre, se enteró de nuestra relación, empezó a darme benzodiacepinas. Decía que me mantendrían activo para la universidad, pero en realidad me volvió adicto.

Bell lo escuchaba en silencio, su expresión inmutable.

—Y cuando estába con el y yo estaba bajo el efecto de las drogas, él... él me llenaba la cabeza de mentiras sobre ti. Eso me hacía violento —confesó Oliver con los ojos bajos.

Bell sintió un escalofrío recorrer su espalda al comprender la profundidad del engaño y la manipulación a la que Oliver había sido sometido.

— Además en estos episodios me había confesado lo que hizo en su juventud. Por eso quería alejarte de Evan. Incluso si debía hacerte daño, no podía permitir que estuvieras cerca de Tony.

Bell se sentó junto a la pequeña chimenea.

— Gracias Oliver.

El joven sonrió al sentirse más tranquilo por la reacción de su ex mujer.

— Están listas las fotografías, pero ¿En verdad quieres hacer esto? Todos van a saber que eres la amante de Tony.

Bell miró a Oliver con determinación en los ojos.
—Estoy más que decidida— le dijo, —y no me importa mi reputación. Al final del día, eso es lo de menos. — Quería destruir a los tres hombres involucrados en su pasado oscuro.

Oliver asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.
—Te ayudaré en todo lo que necesites— prometió.

Bell negó con la cabeza.
—No es necesario. Sé que será difícil para ti, especialmente porque tu padre está involucrado en todo esto.

Oliver apretó los puños. —Me encargaré personalmente de Nick— aseguró.

Ambos compartían una resolución férrea, dispuestos a enfrentar las consecuencias y descubrir la verdad, sin importar las implicaciones.
— Cuánto tiempo piensas quedarte aquí?

La joven suspiró pensando.
— Por lo menos tres semanas. Cuando sepa que la prensa publicó esas fotos, seguro Tony me va a buscar y le van a decir que nunca llegué a esa cabaña. Es muy probable que empiece a sospechar.

Oliver asintió.
— Si... Yo seguiré fingiendo mi adicción.

Así, en la penumbra de la cabaña, dos almas heridas se unieron en una venganza desesperada. El reloj seguía avanzando, marcando el tiempo que les quedaba antes de que las sombras del pasado los alcanzaran por completo.

La cabaña, testigo silencioso de su pacto, parecía sostener su alianza frágil pero inquebrantable. Y mientras el viento soplaba a través de los árboles, llevando consigo sus suspiros y sus esperanzas, Bell y Oliver se prepararon para enfrentar la tormenta que se avecinaba.

 Y mientras el viento soplaba a través de los árboles, llevando consigo sus suspiros y sus esperanzas, Bell y Oliver se prepararon para enfrentar la tormenta que se avecinaba

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Two Faces (Evan Peters Y Kai Anderson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora