30 - Acera

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El alba apenas despuntaba, tiñendo el cielo de tonos rosados y dorados, cuando Evan y Blair arribaron a la residencia que ahora sería su hogar conyugal. Ante la puerta, como estatuas inmóviles en la calma del amanecer, se encontraban Bell, Tony y Gustab, sus semblantes adornados con sonrisas de bienvenida, aunque la mirada de Evan solo buscaba a una: Bell.

Bell, por su parte, parecía ausente, su atención perdida en algún punto lejano, ajena a la escena que se desplegaba ante ella. La pareja se aproximó a la entrada y descendió del vehículo para saludar.

-Papá, ¿qué hacen aquí? -inquirió Evan con sorpresa.

Tony respondió con una sonrisa y un abrazo paternal.
-Vine con Gustab; él quería ver dónde vivirá su hija.

Evan correspondió el saludo al hombre que rebosaba felicidad y buscó la mirada de Bell, pero solo encontró silencio, un vacío que le atravesaba el alma como una daga.

-Bien, pasemos -propuso, intentando disimular su desazón.

Al adentrarse en la casa, Blair no ocultó su descontento ante el tamaño modesto de la vivienda.
-No es muy grande... Pero tiene su encanto.

Tony, con una sonrisa conciliadora, se disculpó.
-Lo siento, no esperaba que Evan se casara, por eso le asigné esta casa.

Evan, con una honestidad incómoda, añadió:
-En realidad, era para mí y para Bell.

Un silencio incómodo se apoderó del ambiente hasta que Gustab, con su voz grave y autoritaria, lo rompió.
-Evan, precisamente de eso queríamos hablar -dijo, tomando asiento en el sofá, seguido por todos excepto Bell, quien se mantenía detrás de Blair.

Gustab se acomodó la chaqueta y continuó.
-Tony me comentó que Bell vivía aquí para cuidarte médicamente por cualquier eventualidad, ¿es correcto?

Evan asintió con una sonrisa nostálgica.
-Sí... Su ayuda fue invaluable.

Gustab dirigió su mirada hacia su hija.
-Entonces, ¿qué te parece si Bell se queda con ustedes de nuevo? Esta vez como médica de Blair, por supuesto -su petición sonaba más como una orden velada.

Blair, con una mueca de desaprobación apenas perceptible, intentó intervenir, pero Evan, anhelante de tener a Bell cerca, aceptó sin dudar.
-Por supuesto, será un honor.

Bell, con una expresión de conflicto, levantó su mano para hablar y Tony le cedió la palabra.
-¿Sí, Bell?

La joven tragó saliva, dividida entre la cortesía y su deseo de rechazar la propuesta.
-No creo que sea necesario; los episodios de Blair son esporádicos, y preferiría mantener una relación profesional.

Tony sonrió con una intensidad que Evan interpretó como algo más que simple afecto.
-Entiendo, Bell, pero sabemos que no estás aquí solo por Blair. También estás por Kai.

El nombre de Kai hizo que Gustab se tensara.
-Sí, no quiero que mi hija corra peligro por ese tal Kai. Nick me dijo que tú sabes cómo controlarlo, y eso es lo más importante para mí.

Bell, sin argumentos, bajó la cabeza y aceptó con resignación.
-Entiendo...

Evan se acercó a ella.
-Puedes usar tu antigua habitación.

Ella asintió y se dirigió a su cuarto. Al entrar, notó que todo estaba como lo había dejado cinco meses atrás, como si el tiempo se hubiera congelado en aquel lugar. La cama desordenada y el cargador del celular de Evan en la mesita de noche eran los únicos indicios de su reciente presencia.

Una llamada interrumpió sus reflexiones. Era Oliver.
-Oliver, ¿qué necesitas?

-Debemos hablar sobre la demanda de divorcio... Por favor.

Two Faces (Evan Peters Y Kai Anderson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora