28- Demanda

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Evan se abrió paso entre la multitud, su mirada fija en cada rostro que pasaba, buscando a Bell. La música vibraba en el aire, una melodía que parecía burlarse de su desesperación. Las risas y las conversaciones se mezclaban en un zumbido constante, pero él solo podía oír el latido acelerado de su propio corazón.

Finalmente, en el balcón adornado con luces tenues y flores nocturnas, la encontró. Bell estaba de espaldas a él, su figura iluminada por la luna. Tony, su padre, estaba a su lado, la sonrisa de Evan se desvaneció al ver los dedos de Tony deslizándose con una familiaridad inquietante por la espalda de ella, mientras ella le sonreía. La ira se encendió en Evan como una llama, pero se contuvo, recordando las miradas que los rodeaban.

Con un movimiento brusco, pero cuidando de no cruzar la línea del respeto, Evan apartó a su padre, ignorándolo por completo.
- Necesito hablar contigo, Bell -su voz era firme, pero sus ojos traicionaban una tormenta de emociones.

Bell se giró hacia él, su expresión serena y un tanto distante.
- ¿Blair está bien? - Preguntó, y este se frustró.

- No es sobre ella...

Tony levantó las cejas y dijo.
- Creo que iré por un poco más de vino, ¿te traigo algo querida?

Evan apretó los puños.
"¡Querida!?"
Gruñó Kai dentro de él.

- No gracias, estaré ahí en unos minutos.

Tony asintió y se fue del lugar. Evan respiró varias veces para poder calmarse.
- ¿Por qué no me fuiste a ver?

Bell se apoyó en el borde del balcón. Lo miró inexpresiva.
- No tenía porqué. Dejaste de ser mi paciente y lo mejor era mantener la distancia.

Evan sintió cómo el rechazo le cortaba más profundo que cualquier palabra hiriente. Pero no iba a rendirse, no cuando tanto estaba en juego.
- ¿Por qué te fuiste...?

- No hablaré contigo, Evan. Estás casado, esto puede causar problemas tanto para ti como para mí. Tu esposa es mi paciente. Lo mejor es que no hablemos.

Evan la tomó de la mano.
- Por favor, Bell. Es importante -insistió, aunque sabía que convencerla sería tan difícil como calmar la tempestad que rugía en su interior.

Ella lo pensó por unos segundos.
- No hablaré contigo, Evan... Solo con Kai.

Soltó su mano, pero él no la dejaría ir.
- Soy Kai.

Bell sonrió, puso sus manos en el rostro del peliazul y ambos se miraron a los ojos.
- No... No lo eres.

Con un suspiro que parecía llevarse consigo el último hilo de esperanza, Bell se alejó del balcón, dejando a Evan solo con la brisa y el murmullo de la fiesta a sus espaldas.

La lucha interna de Evan se intensificó, Kai pugnaba por salir, por tomar el control y correr tras ella, pero Evan se resistía. No podía permitir que Kai emergiera, no aquí, no ahora. Con cada respiración, intentaba apaciguar la tormenta, dejar que la calma lo inundara.
"Solo voy a hablar con ella"

...

...

...

Bell observaba a Nick y Tony, ambos sumidos en una conversación susurrante que destilaba complicidad. Sus risas, aunque contenidas, resonaban con la certeza de un secreto compartido que, sin duda, la involucraba. La atmósfera de la fiesta, antes vibrante, ahora le resultaba asfixiante, y al constatar que Blair estaba en buenas manos, decidió que era momento de partir. Con un suspiro de alivio, recogió sus pertenencias y se deslizó hacia la salida.

El estacionamiento se extendía ante ella, un laberinto de metal y sombras. Buscó el vehículo que la había traído, pero su escape se vio frustrado por unos brazos que la aprisionaron por detrás.

Two Faces (Evan Peters Y Kai Anderson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora