Captítulo 4: Cuestiones de Familia

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"¿No piensas ir?" preguntó Suguru Geto, rompiendo el silencio que se había instalado entre ellos.

"Claro que no. Desde que cumplí 14, no he ido a esas tonterías. No me interesa. Esas reuniones de mi clan son un fastidio", respondió Satoru, su tono reflejando su desdén por la idea de asistir a las reuniones familiares.

El bullicio de Shinjuku, Tokyo, los rodeaba mientras caminaban por las transitadas calles. Un chico muy alto de cabello blanco como la nieve y su mejor amigo, un guapo muchacho de cabello azabache, se adentraron en el laberinto urbano, rodeados de enormes rascacielos que se alzaban hacia el cielo. El sol primaveral iluminaba las calles, haciendo que las sombras de los edificios se proyectaran en el pavimento.

Satoru sacó de la bolsa de plástico que cargaba una paleta de helado de vainilla cubierta por una capa de chocolate con almendras. "Que calor hace... Y apenas estamos en primavera", se quejó, mientras se llevaba la paleta a la boca.

"Pasame una soda" le pidió Suguru. Satoru sacó un refresco de envoltura azul y se la aventó. "Gracias" Dijo atrapándola ágilmente para después abrirla y comenzar a beberla. Tras un sorbo volvió a decir. "Como dejaste de ir a las reuniones de tu clan, ya no te habían invitado a estas, así que es raro que justamente te hayan invitado ahora".

"No me interesa lo que tengan que decir". Satoru, con su paleta de helado en una mano y una actitud despreocupada, contrastaba con la seriedad de Suguru. El aire vibraba con la energía de la ciudad mientras avanzaban, con Satoru tomando cada mordisco de su paleta con una despreocupación aparente.

Suguru lo miró con una expresión de reproche. "A veces te pasas de arrogante, Satoru. Es tu familia. Creo que deberías ir al menos para ver si todos están bien. ¿Cuándo fue la última vez que estuviste en tu casa?"

"Mmm... Veamos" Satoru se detuvo un momento, recordando. "Pasé año nuevo y navidad contigo, así que... De menos dos años".

"¿No te preocupa cómo están?" insistió Suguru.

"Bueno, no. La verdad no. Son débiles, pero están bien protegidos en aquella casa. No les pasará nada", respondió Satoru con indiferencia.

"Ahí está Shoko" Dijo el pelinegro. Mientras conversaban, divisaron a una jovencita de cabello corto y castaño en el área de fumadores cercana. Satoru levantó la mano para saludarla, y los tres se reunieron con ella. "Perdón por la tardanza", se disculpó.

"Dejame adivinar, Gojo llegó tarde" Sonrió tranquilamente Shoko.

"Pues sí" dijo Suguru volteando a ver a Satoru, juzgandolo con la mirada.

"Ay, qué frágiles son ustedes. Pero si hasta te traje un regalo, mira", dijo Satoru sacando de la bolsa un pan de yakisoba como presente para su amiga, a quien no le gustaban las cosas dulces.

Shoko rió y aceptó el aperitivo. "Bueno, te lo acepto", respondió con una sonrisa.

La caminata por Shinjuku continuó mientras los tres amigos charlaban y disfrutaban del ambiente animado de la ciudad, dejando atrás las preocupaciones sobre las reuniones familiares y sumergiéndose en la energía vibrante de Tokio.

El trío llegó al cine con entusiasmo palpable en el aire. Shoko estaba emocionada por ver la película de terror que tanto había esperado, mientras que Suguru mostraba una sonrisa serena, listo para disfrutar de la noche con sus amigos. Satoru, con su típica actitud despreocupada, se dejaba llevar por el ambiente animado.

Una vez dentro del cine, se dirigieron a la dulcería para comprar palomitas y refrescos. Satoru, como de costumbre, pidió una gran bolsa de palomitas de caramelo y una soda grande, mientras que Suguru, más moderado, se decantó por unas palomitas pequeñas y una botella de agua. Shoko por su parte se conformó con un refresco y coló en la sala el pan de yakisoba que le había comprado Satoru.

Ecos del Pasado, Destinos Futuros - Satoru Gojo x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora