Capítulo 73: El nombre perfecto

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Las señoras Kurayami y Gojo, ya eran señoras mayores, pero mantenían una enorme voluntad y fuerza para su edad. Sus rostros estaban surcados por arrugas que contaban historias de sabiduría y experiencias vividas, pero sus ojos brillaban con una vitalidad inquebrantable. Irradiaban alegría mientras miraban con orgullo y amor a la nueva heredera de ambos clanes, ahora unidos como uno solo. La gran sala del clan Gojo, decorada con elegancia y tradición, era un lugar de reunión solemne y majestuoso, con paredes adornadas con antiguos pergaminos y armaduras ceremoniales.

En el centro de la sala, bajo la luz suave de las lámparas de papel, Satoru Gojo sostenía a su hija en brazos. La bebé, con los ojos bien abiertos y una mirada curiosa, observaba todo a su alrededor. Sus grandes ojos azules con una pupila rojiza brillaban con una inteligencia y curiosidad sorprendentes para su corta edad. Estaba envuelta en una manta suave de color blanco, bordada con delicados patrones florales en tonos dorados y plateados. Su ropa de bebé, de un delicado color pastel, acentuaba su piel suave y sus mejillas sonrosadas.

"Nunca llora," comentó Satoru mientras miraba a su hija con una mezcla de orgullo y amor. Él llevaba puesto un kimono azul oscuro, que resaltaba sus ojos y contrastaba con su cabello blanco. Sus clásicos lentes oscuros descansaban en su rostro, aunque sus ojos estaban fijos en la pequeña figura en sus brazos.

Akari estaba sentada junto a Satoru, con un kimono negro adornado con flores del infierno rojas. Su cabello negro caía en cascada sobre sus hombros, y sus ojos, tan profundos y enigmáticos como siempre, estaban llenos de ternura mientras miraba a su hija.

"Tu eras igual," rió la abuela Gojo, una mujer de presencia imponente y sonrisa cálida. "Tus seis ojos desde pequeño te permitían ver maravillas, siempre estabas mirando al infinito, lo suficientemente distraído como para llorar."

La abuela Kurayami, una mujer de semblante sereno y mirada aguda, añadió con curiosidad: "Sin embargo, es imposible que esta niña tenga los seis ojos, ¿o sí?. ¿Serán los Inshi-me?"

"No, no los tiene. Ni los seis ojos ni los Inshi-me," respondió Satoru, sus ojos brillando con el análisis preciso que solo sus seis ojos podían proporcionar. "Pero tampoco son comunes." Su mirada se suavizó mientras observaba a la bebé. "No tengo idea de qué puede ver, pero... Entiendo lo que es cargar con una característica parecida."

Con una expresión de ternura y preocupación, Satoru acarició suavemente la mejilla de su hija. "Al menos no estará sola. Me encargaré de enseñarle."

Akari sonrió y asintió, tomando la mano libre de Satoru. "Ella podrá contar con muchas personas que la aman."

Las dos abuelas asintieron con aprobación, sus rostros llenos de esperanza y orgullo. La unión de los clanes Gojo y Kurayami representaba una nueva era de fuerza y colaboración, y la pequeña bebé en los brazos de Satoru era el símbolo de ese futuro brillante.

En la gran sala del clan Gojo, bajo la mirada amorosa de sus familiares, la bebé miraba a su alrededor, curiosa y atenta, sin saber aún la importancia que su existencia tenía para el futuro de ambos clanes. Pero rodeada de tanto amor y guía, su camino sería iluminado con sabiduría y fortaleza.

Una figura imponente entró en la sala, atrayendo la atención de todos. Era un hombre con cabello blanco, similar al de Satoru, pero con una expresión seria e indescifrable. Sus ojos reflejaban una mezcla de emociones ocultas bajo una máscara de serenidad. Era el padre de Satoru, cuya presencia llenó la habitación de una palpable incertidumbre y silencio.

Satoru lo miró con seriedad, sin apartar la vista. La tensión en la sala era palpable, cada miembro de la familia parecía contener la respiración, esperando la siguiente acción del recién llegado.

Ecos del Pasado, Destinos Futuros - Satoru Gojo x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora