Capítulo 11: Caminos Cruzados

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Akari despertó en el comedor, sintiendo una suave luz que se filtraba por las ventanas. Los rayos de sol de la mañana iluminaban la habitación, creando un contraste con las gotas que aún caían del tejado, vestigios de la tormenta de la noche anterior. Al acomodarse un poco en su asiento, notó que Satoru estaba a tan solo unos cuantos centímetros de ella, plácidamente dormido. Podía sentir su respiración, suave y regular, contra su piel.

La cercanía la sorprendió, y por un momento, se quedó inmóvil, observando su rostro. Era la primera vez que lo veía tan de cerca, sin la usual expresión arrogante o la sonrisa juguetona. En su lugar, había una calma y serenidad que nunca había asociado con él. Sin poder evitarlo, sus ojos recorrieron sus facciones, notando detalles que antes habían pasado desapercibidos.

Satoru se movió ligeramente, murmurando algo inaudible en su sueño, lo que hizo que Akari contuviera la respiración. Su mente se debatía entre la incomodidad de la situación y una curiosidad silenciosa. ¿Qué estaría soñando? ¿Sería un sueño tranquilo o estaría reviviendo alguno de sus tantos recuerdos dolorosos?

Finalmente, decidió moverse con cuidado para no despertarlo. Se incorporó lentamente, estirando los músculos adormecidos por la noche. El ligero crujido de la silla hizo que Satoru frunciera el ceño y murmurara algo más, pero no despertó. Akari se sintió aliviada y un poco divertida por lo que parecía ser un momento vulnerable de su profesor.

Se levantó y caminó hacia la ventana, observando el paisaje después de la tormenta. El aire fresco de la mañana llenaba el comedor con una sensación de renovación y tranquilidad. Los árboles se mecían suavemente y el cielo estaba despejado, como si el caos de la noche anterior nunca hubiera ocurrido.

Decidió preparar algo de té. Mientras el agua hervía, echaba miradas furtivas hacia Satoru, aún dormido en la mesa. Se preguntaba cómo había llegado a este punto, compartiendo una noche en el comedor con alguien tan arrogante y distante. La noche pasada había revelado un lado diferente de él, uno que quizá estaba dispuesto a conocer mejor.

El suave sonido del hervidor la sacó de sus pensamientos. Preparó dos tazas de té y se sentó de nuevo en la mesa, dejando una taza frente a Satoru. Con una sonrisa suave, decidió despertarlo de manera gentil.

"Satoru," dijo en voz baja, tocando suavemente su brazo. "Despierta, es de mañana."

Satoru murmuró algo ininteligible y abrió los ojos lentamente, parpadeando ante la luz del día. Al principio, parecía desorientado, pero luego su mirada se encontró con la de Akari y una sonrisa somnolienta apareció en su rostro.

"Buenos días, Akari," dijo con voz ronca por el sueño. "¿Dormiste bien?"

Akari asintió, devolviéndole la sonrisa. "Sí, bastante bien. Aquí tienes un té. Parece que la tormenta ha pasado."

Satoru se estiró, frotándose los ojos antes de tomar la taza de té. "Gracias. La verdad, me siento bastante descansado."

Mientras bebían el té en silencio, la atmósfera entre ellos se había suavizado. La tensión y el rencor del pasado parecían haberse disipado un poco con la tormenta, dejando espacio para una conexión más genuina y sincera.

El celular de Satoru comenzó a sonar, rompiendo la tranquila atmósfera del comedor. Satoru lo sacó del bolsillo y vio el nombre en la pantalla: Megumi. Se suponía que Satoru los visitaría ese fin de semana, pero evidentemente se había quedado dormido.

"Hola, Megumi," dijo Satoru, llevándose el celular al oído. "Sí, lo siento, me quedé dormido. Iré enseguida, no te preocupes."

Akari lo observaba con curiosidad. "¿Quién es Megumi?"

Ecos del Pasado, Destinos Futuros - Satoru Gojo x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora