Capítulo 75: Amor

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Akari estaba nuevamente embarazada, esperando a una niña que se convertiría en el nuevo miembro del clan Gojo. Mientras tanto, Emina, que ya había cumplido un año y tres meses, seguía siendo un misterio para todos. A pesar de que ya sabía caminar y parecía comprender todo lo que le decían, no había pronunciado su primera palabra. Su silencio era intrigante y, a veces, preocupante, pero su presencia emanaba una serenidad y un poder que no podía pasarse por alto.

El cabello blanco de Emina, que ondeaba suavemente por debajo de sus hombros en una melena despeinada, brillaba bajo la luz del sol. Sus ojos, de un azul profundo con una pupila roja intensa, eran hipnotizantes, revelaban el poder oculto que cargaba dentro de sí. Esos ojos eran un espejo del potencial que había heredado y del destino que algún día tendría que enfrentar.

Satoru, sin su habitual venda ni sus anteojos, estaba sentado junto a su hija, ambos observando en silencio el bosque que se extendía ante ellos. Estaban en Akita, donde habían viajado para dar la noticia al clan del nuevo miembro que estaba por llegar, el bebé que aún estaba en el vientre de Akari. Pero en ese momento, tanto padre como hija estaban inmersos en su propia visión del mundo, una visión que solo ellos podían comprender y compartir.

El bosque, con su vegetación densa y sus árboles antiguos, se desplegaba ante ellos como un lienzo vivo. Las hojas susurraban con el viento, y los rayos de sol se filtraban entre las ramas, creando patrones de luz y sombra que bailaban sobre el suelo. Para cualquiera, era una escena pacífica y hermosa, pero para Satoru y Emina, el bosque era mucho más que eso. Era un paisaje lleno de energía, de hilos invisibles que conectaban cada elemento, cada ser vivo, con una red intrincada que solo sus ojos podían ver.

Satoru llevaba años sin permitirse dejarse llevar por su vista, sin permitir que sus Seis Ojos lo sumergieran en esa realidad más allá de lo perceptible para los demás. Pero ahora, sentado junto a su hija, se sentía en paz. Estaba compartiendo algo especial con Emina, algo que solo ellos podían experimentar. Sus ojos, que podían ver más allá de lo normal, se posaban sobre el bosque, apreciando una realidad que nadie más comprendía.

El tiempo parecía haberse detenido para ellos. Llevaban horas sentados en la misma posición, inmóviles, pero profundamente conectados con el mundo que los rodeaba. Satoru, que a menudo se sentía abrumado por las responsabilidades y el peso de su poder, se encontraba disfrutando de esta conexión pura y sencilla con su hija. En esos momentos, no era el hechicero más poderoso, ni el líder del clan Gojo; era simplemente un padre, compartiendo un momento de calma y entendimiento con su hija.

Emina, aunque pequeña, parecía comprender la magnitud de lo que estaban presenciando. Su silencio, lejos de ser una señal de incapacidad, era una elección. Ella observaba, absorbía todo a su alrededor, y en esos momentos, Satoru comprendió que su hija estaba percibiendo el mundo de una manera que iba más allá de las palabras.

El silencio entre ellos no era incómodo; era un lazo profundo, una forma de comunicación que trascendía lo verbal. Satoru se permitió una sonrisa suave mientras miraba a su hija. Había algo reconfortante en saber que, a pesar de lo que le esperaba a Emina en el futuro, ella tenía la capacidad de encontrar belleza y paz en su entorno, tal como él lo hacía en ese momento.

El sol comenzó a descender lentamente en el horizonte, bañando el bosque en tonos dorados y cálidos. Satoru, aún absorto en la visión que compartía con su hija, sintió una paz que rara vez encontraba en su agitada vida. Akita, con sus paisajes serenos y su aire fresco, era el lugar perfecto para anunciar la llegada del próximo miembro del clan Gojo. Pero más allá de eso, era un lugar donde él y Emina podían conectar de una manera que el resto del mundo no podría entender.

Finalmente, Satoru rompió el silencio, su voz suave pero llena de una comprensión que iba más allá de lo superficial. "Emina, el mundo es más grande de lo que cualquier persona puede imaginar. Y aunque no siempre lo comprendamos, es hermoso en su complejidad."

Ecos del Pasado, Destinos Futuros - Satoru Gojo x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora