Ecos del Pasado, Destinos Futuros - Satoru Gojo x Tú

Capítulo 45: Rieles y conflictos

El tren avanzaba suavemente por los paisajes nevados de Senboku, mientras el cielo gris anunciaba más nieve por venir. Dentro del vagón, el ambiente cálido y acogedor contrastaba con el frío invernal que aguardaba afuera. Satoru Gojo y Akari Kurayami ocupaban un compartimento, sentados frente a frente en un silencio tenso que parecía casi palpable.

Satoru, con su pelo blanco característico despeinado de manera casual, vestía un elegante abrigo negro de lana con un cuello alto, que llevaba desabrochado. Debajo, una camisa blanca y un suéter gris completaban su atuendo. Sus pantalones eran oscuros y sus botas negras estaban impecablemente pulidas. Aunque su aspecto era relajado, su postura y la mirada fija hacia la ventana revelaban una inquietud subyacente.

Akari, por otro lado, mantenía su compostura impecable. Su largo cabello negro caía en ondas suaves sobre sus hombros, destacando aún más con su abrigo rojo oscuro que resaltaba su figura esbelta. Llevaba un suéter de cuello alto en tonos crema y unos pantalones ajustados negros, acompañados de botas altas marrones. El detalle más notable de su vestimenta era el anillo que brillaba en su dedo anular, símbolo de su compromiso con Satoru. Aunque ambos llevaban ropa invernal, sus abrigos estaban desabrochados debido al confort del tren.

La mirada de Akari estaba fija en un libro, sus ojos de tonos rojos y azulados escaneando las páginas. Sin embargo, era evidente que su concentración era superficial. Con cada sacudida del tren, un leve mareo comenzaba a instalarse en ella, pero prefería aferrarse a la lectura antes que confrontar el silencio tenso que compartía con Satoru.

Satoru, con la cabeza apoyada contra el respaldo del asiento y la mirada perdida en el paisaje que pasaba rápidamente por la ventana, parecía estar sumido en sus pensamientos. Su expresión era una mezcla de frustración y resignación, y la ausencia de su anillo era un detalle que no había pasado desapercibido para Akari.

La tensión entre ellos se había intensificado en las últimas horas, y aunque estaban físicamente cerca, emocionalmente se sentían a kilómetros de distancia. El silencio en el compartimento era ensordecedor, cada sonido del tren amplificado en la quietud entre ellos. El murmullo lejano de otros pasajeros y el constante traqueteo de las ruedas sobre los rieles sólo subrayaban la distancia que se había creado entre ellos.

Akari finalmente cerró su libro, sabiendo que leer más sólo empeoraría su mareo. Suspiró y miró hacia Satoru, quien seguía mirando fijamente por la ventana. La tensión entre ellos era como una cuerda tensada al máximo, lista para romperse con la más mínima provocación.

Ambos sabían que tendrían que hablar eventualmente, que el viaje a la casa de los Gojo cerca del monte en Senboku no podía continuar en este incómodo silencio. Pero por ahora, ninguno estaba dispuesto a ser el primero en romper el hielo.

La semana anterior, una carta había llegado desde los clanes Gojo y Kurayami, convocándolos a la ceremonia Yuinou el 23 de diciembre. Akari, al recibirla, sintió una mezcla de nervios y emoción. La ceremonia Yuinou, una tradición japonesa donde las familias intercambian regalos y las cabezas de familia planifican la boda.

A Akari no le pareció una noticia terrible. Después de todo, ahora eran pareja y eran felices juntos. La idea del matrimonio arreglado, que antes le había parecido una imposición, comenzaba a sentirse menos amenazante. Recordaba con agrado el verano pasado, cuando había asistido a una reunión del clan Gojo con Satoru y se había divertido.

Sin embargo, Satoru no compartía su entusiasmo. La sola idea de estas reuniones familiares le resultaba desagradable. Nunca le había gustado interactuar con su padre ni con las formalidades de su clan. Pero lo que realmente le molestaba era la falta de consulta en la planificación de la ceremonia. Él era el hechicero más poderoso de la actualidad, el heredero y líder de su clan, y consideraba que debía tener la autoridad para tomar sus propias decisiones sobre su futuro. Desde que había comenzado su relación con Akari, el tema del matrimonio arreglado se había vuelto una espina constante, una que cada vez le resultaba más incómoda.