Capítulo 65: El aeropuerto

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Una enorme batalla se desarrollaba en Shinjuku el 24 de diciembre. El rey de las maldiciones, el hechicero más poderoso de la historia, se enfrentaba a Satoru Gojo, el heredero de la técnica ritual del infinito y el hechicero más fuerte de la actualidad.

El caos reinaba en la ciudad, con edificios colapsando y el suelo temblando bajo la intensidad de cada impacto. El cielo, oscuro y tormentoso, reflejaba la magnitud de la batalla que se libraba abajo. En medio de los escombros y la destrucción, dos figuras se destacaban: Satoru Gojo y Sukuna.

Satoru se sentía terrible, su nariz no dejaba de sangrar y su cerebro estaba muy dañado a ese punto de la batalla. Sukuna era claramente más fuerte que él. A pesar de estar de rodillas, en un intento por recuperar la ventaja, Satoru activó una expansión de dominio durante 10 segundos, que dejó a Sukuna igual de mal que él o peor, con sus ojos y nariz sangrando en una hemorragia sin control.

"¡JAJA!", rió Satoru Gojo. "¡Parece ser que si te afectó!", exclamó mientras se levantaba, su rostro iluminado por una sonrisa desafiante.

Sukuna, recargado en ambas rodillas, lo miró con una gran sonrisa igualmente desafiante mientras se recuperaba. Ambos estaban al límite, pero ninguno mostraba señales de rendirse.

"Mis estudiantes me están viendo", dijo Satoru mientras señalaba tres cuervos de Mei que los rodeaban, sus ojos brillando con determinación. "Así que ayúdame a verme aún más genial."

Sukuna rió, su voz resonando como un trueno en el caos que los rodeaba. "Como quieras, Gojo."

La batalla se intensificó, volviéndose aún más feroz. Cada golpe era una declaración de poder, cada movimiento una muestra de habilidad suprema. Satoru y Sukuna se lanzaban puñetazos y patadas con una velocidad y fuerza que desafiaban la lógica. Los edificios colapsaban a su alrededor, las calles se destrozaban bajo sus pies, pero ninguno de los dos retrocedía.

Satoru sentía la adrenalina corriendo por sus venas. El dolor era abrumador, pero la determinación en sus ojos era aún más fuerte. Con cada puñetazo, con cada patada, su mente se enfocaba en una sola cosa: "Yo seré quien te enseñe lo que es el amor.".

Ambos se estaban divirtiendo, sus risas resonaban en el aire, mezclándose con los estruendos de la batalla. La adrenalina y el miedo corrían por las sonrisas de ambos hechiceros, una mezcla de respeto y odio que solo ellos podían comprender.

La batalla continuó, cada vez más intensa. Los dos hechiceros se empujaban más allá de sus límites, demostrando que eran los seres más poderosos del mundo. Sus golpes resonaban como truenos, y sus movimientos eran un espectáculo de habilidad y poder.

Los estudiantes de Satoru, observando a través de los cuervos de Mei, miraban con asombro y preocupación. Sabían que su maestro estaba dando todo lo que tenía, y más. La batalla no solo era una demostración de fuerza, sino también de amor y sacrificio.

Tras un ataque poderoso de Rojo que llegó por la espalda de Sukuna, este comenzó a jugar sucio, utilizando la técnica de Megumi e invocando dos Shikigamis de las sombras. Mahogara, siendo el más problemático, se unió a la batalla. De pronto eran tres contra uno, pero la sonrisa de Satoru no desapareció.

Mahogara se había adaptado al infinito de Satoru, haciendo la pelea cada vez más intensa. La criatura gigante cargó hacia Satoru con una fuerza implacable, obligándolo a esquivar y contrarrestar sus ataques con movimientos precisos y rápidos.

En un ataque brutal de Mahogara, Satoru perdió su brazo derecho. El dolor fue intenso y, aunque el poder curativo de los rituales inversos de Satoru era potente, en ese momento eran demasiado lentos. Sin darle tiempo de reaccionar, Mahogara y Sukuna atacaron al mismo tiempo, coordinados en su objetivo de derrotar al hechicero más fuerte.

Ecos del Pasado, Destinos Futuros - Satoru Gojo x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora