Capítulo 47: Compromiso Renacido

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Satoru avanzó hacia ella, limpiándose la sangre de la nariz con el dorso de la mano. "Te has vuelto increíblemente fuerte, Akari."

"Y tú aún no has visto todo lo que puedo hacer," replicó ella, su sonrisa deslumbrante. "Prepárate, Satoru. No voy a contenerme."

La distancia entre ellos se cerró en un instante. Ambos se lanzaron al combate, sus movimientos un ballet de poder y gracia. Cada golpe y cada bloqueo estaban llenos de la pasión y la conexión profunda que compartían. Satoru esquivó un golpe de Akari, girando a su alrededor y lanzando un contraataque que ella bloqueó con elegancia.

El intercambio de golpes continuó, cada uno empujando al otro a sus límites. Satoru podía sentir la conexión entre ellos, no solo como oponentes, sino como compañeros que se entendían en un nivel profundo. Cada movimiento era una conversación, cada ataque una declaración de su amor y respeto mutuos.

Akari avanzó con una serie de golpes rápidos y precisos, sus puños moviéndose como relámpagos. Satoru los bloqueó y esquivó con la agilidad de un bailarín, sus movimientos fluidos y precisos. Cada vez que sus manos se encontraban, era como si compartieran un secreto, un entendimiento tácito de sus habilidades y emociones.

Satoru contraatacó con una patada giratoria que Akari evadió con un salto elegante, aterrizando suavemente sobre la punta de sus pies. El suelo tembló bajo el impacto de sus movimientos, y el aire alrededor de ellos vibraba con la intensidad de su energía maldita.

Akari desplegó una técnica, invocando sombras que se arremolinaron a su alrededor y se lanzaron hacia Satoru como serpientes vivas. Satoru respondió invocando su Infinito, creando una barrera que desintegró las sombras al contacto. Sin embargo, Akari aprovechó el momento de distracción para cerrar la distancia y lanzar una serie de golpes que Satoru apenas logró bloquear.

Sus ojos se encontraron por un instante, reflejando la misma mezcla de determinación y afecto. Satoru respondió con una técnica propia, desatando un torrente de energía que se arremolinó alrededor de su cuerpo, amplificando su velocidad y fuerza. Akari, lejos de retroceder, avanzó con igual fervor, sus movimientos un torbellino de gracia y poder.

El suelo bajo ellos comenzó a agrietarse por la intensidad de su combate. Los espectadores de ambos clanes observaban con una mezcla de asombro y admiración, viendo cómo estos dos prodigios del jujutsu se empujaban el uno al otro a alturas inimaginables.

Cada golpe y cada bloqueo resonaban como música, una sinfonía de poder y destreza. Akari lanzaba ataques que parecían anticipar los movimientos de Satoru, pero él siempre encontraba una manera de evadir o contrarrestar. Satoru, a su vez, ejecutaba movimientos que desafiaban las leyes de la física, forzando a Akari a adaptarse y superar sus propios límites.

En un instante, el campo de combate se transformó en un gran salón de baile en sus mentes. Los muros altos de mármol se alzaban majestuosamente a su alrededor, iluminados por candelabros dorados que colgaban del techo, llenando el espacio con una luz cálida y suave. El suelo de mármol pulido reflejaba sus movimientos, convirtiendo cada paso en una danza elegante y fluida.

Satoru y Akari se movían al unísono, como si una música inaudible guiara sus acciones. Cada golpe y bloqueo se transformaban en pasos de un vals, sus cuerpos girando y deslizándose con gracia por el salón. Satoru llevaba a Akari en un giro elegante, sus manos encontrándose y separándose en un flujo constante de movimientos.

Los ojos de Akari brillaban con emoción mientras giraba bajo el brazo de Satoru, sus cabellos oscuros creando un halo a su alrededor. Satoru, con una sonrisa suave, la guiaba con precisión, cada movimiento calculado pero lleno de pasión. Sus respiraciones, sincronizadas, se convertían en el ritmo de su baile, sus corazones latiendo al unísono.

Ecos del Pasado, Destinos Futuros - Satoru Gojo x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora