Capítulo 20: Misterio en Nakano

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"¿Es aquí?", preguntó Nanami al asistente que los había traído.

La voz del asistente temblaba ligeramente mientras respondía, "Sí, este es el lugar donde se suponía que debían dejar a la señorita Kurayami. Los reportes de la zona indicaban que podía haber una maldición de categoría especial".

Nanami frunció el ceño mientras observaba el vecindario que se extendía frente a ellos. "Pero... se ve tan normal..." comentó, notando la apariencia cotidiana del lugar.

Aquel vecindario en Nakano parecía ser un lugar perfectamente ordinario. Las calles estaban alineadas con casas bien mantenidas, jardines llenos de flores coloridas y árboles que proporcionaban una sombra agradable. Personas alegres y despreocupadas paseaban por las aceras, algunas llevaban perros con correa, mientras que otras se detenían a charlar con los vecinos. Los niños jugaban en los parques cercanos, sus risas resonaban en el aire, creando una atmósfera de tranquilidad.

Sin embargo, Satoru se detuvo, fijando su mirada en la distancia. "Es aquí", afirmó con certeza. "Hay una gran cantidad de energía maldita en esta zona". Satoru se quitó la venda que Megumi le había regalado y la guardó en su bolsillo. Sus ojos brillaron con intensidad mientras analizaba el entorno. "Los Seis Ojos me dicen que hay algo muy extraño con este lugar."

Nanami miró a Satoru con seriedad. "¿Qué estás viendo?"

Satoru entrecerró los ojos, enfocándose en las fluctuaciones de la energía maldita que solo él podía percibir. "Todas las personas aquí no parecen estar conscientes... Al mismo tiempo no parecen estar siendo manipulados. Esto es obra de una técnica ritual muy poderosa y compleja."

"¿Qué? ¿A qué te refieres?"

"Ni idea."

Los dos comenzaron a caminar por el vecindario, preguntando a las personas si habían notado algo raro, pero ellos solo decían maravillas de la zona. Actuaban muy extraño.

Satoru y Nanami se detuvieron frente a una tienda de comestibles, observando a un hombre mayor que barría la acera con una sonrisa plácida. "Disculpe," dijo Satoru, acercándose. "¿Ha visto algo fuera de lo común por aquí últimamente?"

El hombre levantó la vista, su expresión era de una calma casi inquietante. "Oh, nada en absoluto. Este vecindario es un paraíso. No ocurre nada extraño aquí."

Nanami intercambió una mirada con Satoru. "¿Seguro? Ningún visitante, nada inusual?"

El hombre negó con la cabeza, la sonrisa nunca desapareciendo de su rostro. "No, nada de eso. Solo paz y tranquilidad."

Satoru frunció el ceño y se apartó del hombre. "Esto no tiene sentido," murmuró. "Algo está afectando a estas personas."

Continuaron su caminata, observando el comportamiento de los vecinos. Todos parecían felices, demasiado felices, como si estuvieran bajo un encantamiento. Satoru se detuvo en seco al ver a un grupo de niños que jugaban en el parque. Uno de los niños cayó, raspándose la rodilla, pero en lugar de llorar o quejarse, se levantó con una sonrisa amplia y continuó jugando como si nada hubiera pasado.

"Nanami, ¿viste eso?" preguntó Satoru, señalando al niño.

Nanami asintió, su expresión grave. "Necesitamos encontrar la fuente de esta energía maldita".

Decidieron separarse para cubrir más terreno. Nanami se dirigió hacia las calles laterales, mientras Satoru se adentró más en el parque. Usó sus Seis Ojos para escanear el área en busca de cualquier rastro de Akari.

De repente, Satoru sintió una presencia débil pero familiar. "Akari..." susurró, siguiendo la energía hasta un callejón oscuro entre dos edificios. Allí, en el suelo, encontró una pequeña prenda que reconoció de inmediato. Era uno de los lazos rojos que Akari siempre llevaba consigo. Lo recogió y miró a su alrededor, intentando captar cualquier otra pista.

Ecos del Pasado, Destinos Futuros - Satoru Gojo x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora