Ecos del Pasado, Destinos Futuros - Satoru Gojo x Tú

Capítulo 36: Amor bajo el Cielo Infinito

Ambos dejaban que el ambiente tranquilo del bosque los envolviera, mientras miraban el cielo estrellado que parecía extenderse sin final. El cielo estaba despejado, y la vista de las estrellas era simplemente espectacular.

Satoru miró a Akari, notando que aún parecía un poco tensa después del incidente con el insecto. Decidió romper el silencio con una voz suave. "¿Sabes porque me encanta acampar? Aquí no necesito una venda o lentes oscuros. Casi no hay gente, pero hay muchas cosas ocurriendo al mismo tiempo, solo que las cosas que ocurren aquí son realmente hermosas. Aquí, bajo las estrellas, todo parece más simple."

"Recuerdo que decías algo parecido cuando éramos pequeños. Dijiste que te gustaba sentarte en el jardín de tu casa a observar todo lo que ocurría", dijo ella con calma.

"Así es. Con mis ojos puedo darme cuenta de todo... El infinito es una fuerza que tiene su belleza. Ahora mismo hay muchas cosas hermosas en este bosque. De hecho hay un ciervo con su cría en... Tal vez a medio kilometro de aquí. Ojalá pudieras verlo"

Akari se giró hacia él, esbozando una sonrisa. "Sí, lo entiendo. Este realmente hermoso, me imagino la experiencia que tienes tú, aunque puedo ver mucha energía divina por aquí. No estoy acostumbrada a este tipo de tranquilidad."

Satoru, viendo una oportunidad para hacerla sentir aún más especial, se levantó y se acercó a ella. "Ven aquí, Akari. Déjame mostrarte algo." Antes de que ella pudiera protestar, la tomó en brazos con facilidad y la levantó, sosteniéndola con firmeza pero con suavidad.

"¡Satoru, qué estás haciendo!" exclamó Akari, sorprendida y un poco avergonzada.

"Confía en mí," respondió Satoru con una sonrisa. "Solo quiero que veas esto desde otra perspectiva."

Satoru se concentró y, antes de que Akari pudiera protestar nuevamente, comenzó a flotar suavemente en el aire. Akari se aferró a él, sorprendida y maravillada. El bosque se desdibujó a su alrededor mientras Satoru los llevaba a un nuevo lugar.

Primero, se teletransportaron hacia el lugar donde había mencionado que estaba el ciervo con su cría. Aterrizaron suavemente en un claro iluminado por la luz de la luna. Akari vio a los dos ciervos, la madre cuidando con ternura a su pequeña cría mientras pastaban tranquilamente. La escena era tan pacífica y bella que le robó el aliento.

"Wow... Que bonito," susurró Akari, maravillada por la vista. "Nunca había estado tan cerca de un ciervo."

Satoru sonrió, complacido por su reacción. "Quería que lo vieras con tus propios ojos. Hay tanta belleza en el mundo, si tan solo sabemos dónde buscar."

Luego, con un suave impulso, los llevó a otra parte del bosque, donde un pequeño arroyo brillaba con la luz de las estrellas. Las aguas cristalinas reflejaban el cielo nocturno, creando un efecto casi mágico. Akari se inclinó hacia adelante, observando cómo el agua fluía tranquilamente, creando un sonido relajante.

"Es como si el tiempo se detuviera aquí," murmuró Akari, sintiendo una paz que rara vez había experimentado.

"Exactamente," respondió Satoru, sus ojos brillaban con emoción. "Es en momentos como estos cuando realmente puedo apreciar la vida."

Finalmente, Satoru los elevó de nuevo, esta vez llevándolos hacia el cielo. Flotaban suavemente entre las estrellas, como si fueran parte de la misma constelación. El vasto cielo nocturno se extendía por todas partes, y la vista era simplemente impresionante.

"Ahora ya pude enseñarte la verdadera belleza de venir al bosque," dijo Satoru con una voz llena de emoción. "Aquí arriba, los problemas del mundo se sienten pequeños en comparación con la inmensidad del universo."