Ecos del Pasado, Destinos Futuros - Satoru Gojo x Tú

Capítulo 38: Tensiones Otoñales

En noviembre, ya no se podía salir sin un abrigo. A pesar de ser otoño todavía, los vientos invernales ya estaban ahí, trayendo consigo un frío penetrante. Las hojas caídas crujían bajo los pies de los estudiantes mientras caminaban por el campus, y el aire estaba lleno del olor a tierra húmeda y madera seca.

Keiko y Daichi caminaban juntos, ambos envueltos en abrigos gruesos, bufandas y guantes. El cielo estaba nublado, y el sol apenas se asomaba entre las nubes grises.

"¿Has notado lo mismo que yo?" preguntó Daichi, rompiendo el silencio. Miraba al suelo mientras pateaba suavemente una piedra.

Keiko asintió, apretando más su bufanda alrededor de su cuello. "Sí, Akari y Satoru-sensei parecen estar más... unidos. Es como si se hubiera formado una barrera invisible entre ellos y nosotros."

Keiko y Daichi sabían que la relación entre Akari y su profesor era muy complicada. A veces se peleaban, otras veces ambos parecían llevarse muy bien, demasiado bien. Sin embargo, desde inicios de noviembre, ambos habían notado un cambio en su dinámica.

Daichi suspiró, deteniéndose por un momento. "A veces me siento excluido. Quiero ser parte de su mundo, pero es difícil cuando parece que ellos tienen su propio universo."

Keiko frunció el ceño, mirando a la distancia. "Yo también lo siento. Me gusta mucho Gojo-sensei, pero parece que él solo tiene ojos para Akari."

Daichi se giró hacia ella, con una expresión de sorpresa. "¿En serio? No sabía que te gustaba tanto."

Keiko se sonrojó un poco, mirando hacia otro lado. "Sí, pero eso no importa. Lo que importa es que nuestra relación con ellos ha cambiado. Siento que ya no somos un equipo como antes."

Daichi asintió, su expresión se volvió pensativa. "He estado pensando lo mismo. Akari es increíble, y quiero seguir aprendiendo de ella, pero necesito entender mi lugar en todo esto."

Keiko y Daichi caminaron juntos hacia el patio, donde sabían que Satoru y Akari ya estarían entrenando. El aire frío les mordía la piel, pero su determinación era más fuerte que el clima. Al llegar, vieron a Satoru y Akari en medio de una intensa sesión de entrenamiento. Satoru, con su característico entusiasmo, guiaba a Akari en una serie de movimientos complejos, corrigiendo su postura y ofreciéndole consejos mientras ella ejecutaba las técnicas con gracia y precisión.

"Vamos, Akari, puedes hacerlo mejor que eso," dijo Satoru con una sonrisa juguetona, esquivando un ataque y respondiendo con un movimiento rápido. "Recuerda mantener tu guardia alta."

Akari rió, su voz resonaba en el aire frío. "Lo sé, lo sé. Solo trato de no dejarme distraer por tu innegable carisma."

Keiko y Daichi se detuvieron en la entrada del patio, observando la escena con una mezcla de incomodidad y celos. La dinámica entre Satoru y Akari era evidente; había una química palpable que no podían ignorar. Keiko cruzó los brazos, su expresión era seria mientras Daichi fruncía el ceño, sintiéndose desplazado.

"Es como si estuvieran en su propio mundo," murmuró Keiko, mirando a su hermano con una expresión de preocupación.

Daichi asintió lentamente. "Sí, todo gira en torno a ellos."

Decididos a no dejar que sus sentimientos arruinen la sesión de entrenamiento, Keiko y Daichi se acercaron a Satoru y Akari. Sin embargo, no pudieron evitar que su incomodidad se reflejara en su comportamiento. Durante la clase, ambos hermanos fueron notablemente más reservados, respondiendo a las indicaciones de Satoru con breves asentimientos y realizando los ejercicios sin el habitual entusiasmo.