• Tu eres para mi. (Carlos Sainz jr. +18)

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Pasaron los días y yo seguía recordando a Carlos y su sonrisa, pero sabía que nunca lo iba a poder tener.. Más aun viendo que estaba muy bien acompañado.

Sono mi alarma para despertarme. Eran las 8 de la mañana, el frío en Madrid realmente puede ser cruel cuando se lo propone.
Prepare mis cosas para ir rumbo al trabajo que quedaba a unas 7 calles de mi departamento.
Pase por un café y decidí comprar uno para ir bebiendo de camino al trabajo.

- Hola, buen día, un latte por favor.

- Espero que me dejes invitarte el café...
Escuche su voz tras de mi... me giré a verlo y sonriendo le respondí:

- Gracias, no es necesario señor Sainz..

- Por favor no vuelvas a llamarme Señor Sainz, para ti soy solo Carlos.- dijo mirándome fijamente con sus hermosos ojos marrones y su irresistible sonrisa.

- Su café señorita, son...- dijo el empleado de la cafetería cuando Carlos lo interrumpió.

- Yo lo pagaré. Gracias.
Mire a Carlos algo sorprendida y le dije: - Porque haces esto?.-
Me miró sorprendido...

- Simplemente quiero invitarte un café...

- No es necesario. Respondí y le pagué al chico del café. -Gracias por la amabilidad, pero no es necesario de verdad. Adiós Carlos.- Dije y me retiré dejando a Carlos pensando y aturdido por la situación.

Llegue a mi trabajo, tarde, debido al incidente de café... mi compañera me miró y vio mi cara de fastidio absoluto y pregunto que pasaba.

- Puedo saber que paso? Tienes una cara terrible.

- Le negué un café al mismísimo Carlos Sainz... 

- ¿Que hiciste que? - dijo mi compañera asombrada de mis palabras.
- Quería invitarme un café, pero le dije que no. No puedo aceptar un café de el... no por el, sino por el hecho de que tiene novia.

-Solo por su novia? Era un simple café...

- No me gusta... si un hombre tiene novia no es hombre para mi. Se lo feo que es que te destruyan el corazón de esa manera.- dije mirando al piso y recordando momentos que hubiera preferido no vivir...

- Pues bien,  allá tu y tu orgullo- dijo mientras un cliente interrumpía nuestra plática.