El divorcio es algo difícil para toda familia, sin embargo, lo es aún peor para quienes tienen hijos. Im Nayeon y Yoo Jeongyeon fueron un feliz matrimonio durante seis años, hasta que, después de momentos sumamente tensos entre ambas, llevaron al di...
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YOO JEONGYEON'S POV:
A penas volvimos a casa, sabíamos que teníamos un par de horas antes de que nuestra hija llegase. No habrían interrupciones por un buen rato, ni riesgos de dejar traumada a nuestra pequeña. En realidad, todo pasó de una forma en la que ni siquiera nosotras planeábamos. Queríamos volver a casa para poder tener un momento romántico a solas, pero esto no estaba dentro de los planes.
Nayeon trataba de controlarse, lo sé. Pero es demasiado impulsiva como para poder lograr su objetivo si realmente lo desea. Al principio sus besos eran suaves, delicados, como si tuviese miedo de romperme. Era como si en su poder estuviese un pedazo de porcelana frágil, a la cual podía mirar y tocar solo si tenía un cuidado extremo con ella. Hasta que sus necesidades carnales ganaron poder y la pasión se hizo presente en cada toque que ella me daba. Y no me haré la difícil, cada lado de Nayeon me vuelve loca.
Sus manos ágiles se deshicieron de mis prendas más rápido de lo que jamás lo hizo. El extrañarnos hizo parte de toda la escena, el amor que nos tenemos no desapareció en ningún momento, sino que fue el impulso que tuvimos para permitir que la otra admirase cada pequeño lugar que desde hace mucho tiempo no teníamos oportunidad de tocar o ver. Todo fue a nuestro ritmo, a uno en el que nos permitimos disfrutar de cada instante, pero en el cual también demostramos lo mucho que extrañábamos poder tener este tipo de intimidad.
Nayeon siempre será la dueña de cada lugar en mi cuerpo, cada espacio que ella ha besado y tocado le pertenecen. Lo que hoy hicimos tan solo fue un recordatorio de ello.
La delicadeza volvió a domarla cuando fue el momento de ir más allá; aparentemente, las dos nos negábamos a tener relaciones íntimas con otras personas, ya que estábamos más sensibles que nunca.
Luego de que ambas nos sintiéramos satisfechas, nos dimos un baño. Después de todo, el tiempo no era ilimitado para nosotras. Nos sentimos más frescas, incluso rejuvenecidas; dejamos ir las ataduras que más nos tenían tensas. Y no es solo por la simpleza que algunas personas ven en lo que es la intimidad: es la confianza y el amor que tenemos en la otra, el poder tocarnos sin temer que recibamos algún tipo de daño, sino que sabemos que todo esto viene desde lo más profundo de nuestros corazones, viene del puro sentimiento de amor. Nos sentimos a salvo con la otra, tanto como para confiar nuestro cuerpo y los secretos que allí se esconden.
Estar con Nayeon se siente tan bien... Sobre todo ahora que ambas hemos crecido más, sabemos lo que es estar sin la otra y el dolor que eso nos supone. Hemos aprendido lo que es el vivir con la ausencia de la persona a la que amamos, el tener que experimentar de la forma más dolorosa las consecuencias de nuestros actos, el no poder comunicarnos y entendernos mutuamente.
El baño, obviamente, no fue solo eso, pero prefiero omitir los detalles en este momento. Cocinar y pensar en ese tipo de cosas nunca sale bien.
Es loco sentirse de esta forma; pero en este momento podría decir que estoy realizada. Mientras cocino para la cena, Nayeon preparara el postre. Ella canta al compás de la canción de fondo, una bastante romántica y que se acopla perfectamente con su dulce voz. Siendo sincera, este día está siendo uno de los más felices que he tenido; y lo será incluso más en cuanto pueda abrazar a mi bebé. Extraño tanto a mi Ryujinnie, incluso si la vi en la mañana. Durante el último tiempo no he acostumbrado a pasar tantas horas sin ella; Nayeon y yo hemos construido una rutina en la que pasamos la mayoría de la semana las tres juntas, desde el incidente con aquellos niños, ninguna ha querido dejar el tiempo con nuestra hija de lado.
