# fourty two

274 34 5
                                        

YOO JEONGYEON'S POV: Nuestra hija nos dio un recibimiento precioso cuando llegamos a casa de mi suegra; ella misma se encargó de recortar pedacitos de papel para poder tirarnos encima una vez estuvimos dentro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

YOO JEONGYEON'S POV:

Nuestra hija nos dio un recibimiento precioso cuando llegamos a casa de mi suegra; ella misma se encargó de recortar pedacitos de papel para poder tirarnos encima una vez estuvimos dentro. Mis suegros, detrás de mi bebé, venían al borde del llanto para poder felicitarnos, dándonos abrazos apretados y una bienvenida que no podría compararse nunca. Mi suegra estuvo especialmente más apegada a mí esta noche, feliz porque al fin podría vernos casadas de nuevo, y pidiendo, al punto de ser casi un ruego, que nos casemos antes de que nazca el bebé.

Después de tan cálido recibimiento, no pude comer mucho, pese a que mi suegra haya preparado lo mismo que Nayeon solía comer siempre que tenía náuseas; el solo pensar en que tenía que saborear eso me provocó un asco que no había sentido antes. Ninguna siguió insistiendo, porque vieron que mi tono de piel se aclaró unos cuantos tonos, la palidez era notable por lo mal que mi cuerpo comenzó a sentirse. El padre de Nayeon fue quien tuvo que llevarnos a casa, ya que ni mi mujer ni yo estamos aptas en este momento para poder manejar. Ryujin se ofreció a ser ella la conductora, creyendo con firmeza que le diríamos que sí.

Al pasar de los días, seguí igual. Muchas náuseas, dolor en mi cuerpo y un sueño que nadie podría quitarme así me obligaran. Nayeon iba a trabajar por un rato, de esa forma podríamos seguir subsistiendo sin caer en la ruina, pero yo no pude poner pie en el hospital durante el último mes. Mis comidas favoritas las comencé a odiar, por alguna razón, a excepción de la sandía, que se mantuvo como mi fruta favorita, y lo que más comí durante mi confinamiento forzoso. Me la pasé recostada en la cama, tan solo levantándome para poder tomar un poco de sol, ir al baño y alimentar al gato, después de eso, todo mi día se redujo a mi habitación.

Jihyo me vino a ver múltiples veces, se quedaba conmigo mientras Nayeon trabajaba, en ocasiones venía a recoger a Ryujinnie para llevarla a la escuela o simplemente pasaba el rato conmigo, mimándome, haciéndome reír o solo estando. Tzuyu también vino, pero como se encuentra en el mismo estado que yo, parecía ser que pasar tiempo conmigo le hacía peor; mientras una adoraba lo que estaba comiendo, la otra tenía que huir de la habitación para no vomitar.

Aunque luego todo eso se fue. Quedaron tan solo algunos leves síntomas que no daban para mayor preocupación. Nayeon, por supuesto, me repetía que si no quería ir a trabajar, no tenía que hacerlo. Pero al recibir una llamada de mi jefe pidiéndome realizar una cirugía de urgencia, no pude resistirme. Hacía mucho tiempo no sentía ganas de ir al hospital, de usar mi uniforme clínico y meter las manos en la sangre, así que apenas sentí el deseo de hacerlo; cedí a ello. Tuve que conseguir otro uniforme de una talla más grande, puesto a que el mío ya no me queda como antes, y en cuanto estuve lista; corrí hasta el quirófano, sintiéndome en paz con mi profesión después de mucho tiempo. Ver al paciente en la camilla fue un shot de emoción directo a mi corazón, el cual empezó a bombear con ansiedad para por fin poder hacer lo que tanto amo.

Se me pasó el tiempo volando allí dentro, y disfruté cada segundo de esa cirugía, no había nada más que pudiese llenarme tanto en ese momento. Seguí atendiendo más pacientes hasta que noté que mi hora de salida ya había pasado, dirigiéndome contenta a casa.

Custody | 2yeon AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora