# fourty

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YOO JEONGYEON'S POV:

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YOO JEONGYEON'S POV:

Desde que Nayeon volvió a casa todo se ha sentido mucho mejor, es un ambiente más alegre, relajado, positivo. Yo me siento mejor, pese a que las náuseas no me dejan y apenas he podido comer algo, estar junto a Nayeon en nuestro hogar me hace sentir como si no tuviese mayor problema. Ir a dejar a nuestra hija a la escuela en las mañanas, comer juntas, poder estar en nuestro sofá o en nuestra cama, junto al travieso gato que nos ruega por mimos. La cotidianidad que hemos recuperado no podría ser mejor.

Hoy tendremos nuestra primera cita en mucho tiempo, Ryujinnie está en la escuela, y los padres de Nayeon se quedarán con ella en la tarde. He decidido que la llevaré a la playa, a no más de dos horas de la ciudad. Un lindo panorama que no hemos vivido desde antes de siquiera saber sobre mi embarazo. Sé que ambas nos sentiremos muy nostálgicas allí, y es esa sensación exactamente la que quiero que ambas sintamos; la emoción de nuestros recuerdos pasados.

Manejar por la carretera no fue tan complicado como creí que sería, por un momento pensé que por estar tanto tiempo en el volante me sentiría agobiada, quizá incluso mareada. Pero no, al parecer todo eso se bloqueó en cuanto tomé mi lugar en el asiento de conductor.  Sentir la responsabilidad de tener la vida de Nayeon en mis manos fue lo que me mantuvo concentrada en todo el viaje, y a suprimir cualquier sentir físico que pudiese tener. Nayeon se dio cuenta de mi nerviosismo inicial, y trató de mantenerme tranquila durante todo el viaje; conversando acerca de cosas que nos mantienen emocionadas por el futuro, recuerdos de nuestra pequeña y algunas cosas más triviales.

Al llegar a nuestro destino, estacionamos el auto en un lugar seguro, para luego poder dirigirnos hasta la orilla de la playa y pasar un bien tiempo allí, solo mirando las olas llegar hasta nuestros pies, tomadas de las manos y disfrutando de las hermosas vistas que el paisaje nos ofrece. Trajimos cosas para poder comer aquí y no tener que meternos en un lugar lleno de gente, sobre todo porque últimamente los restaurantes y los diversos olores que allí se juntan me causan un malestar que no puedo soportar por mucho tiempo.

— Me recuerda a cuando vinimos a la playa meses antes de que naciera Ryujinnie... —menciona Nayeon, con una bonita sonrisa pintada en su rostro—. No dejaba de patearme cada vez que tú hablabas.

— Tengo la suerte de que aún no siento ningún movimiento —digo yo, riendo por las experiencias que Nayeon tuvo que vivir durante su embarazo—. No quiero ni pensar en lo que se debe sentir que algo se mueva dentro...

— Es extraño, sin dudas, pero te terminas acostumbrando, amor —ella se acerca a abrazarme, sosteniendo mi cintura delicadamente—. Ya verás lo bonito que va a ser.

— Hasta ahora no lo ha sido mucho —mi boca deja salir lo que había estado pensando durante unos instantes, sin siquiera darme tiempo a retroceder en mis palabras—... Amor, lo siento.

— No te preocupes, cariño, sé que no ha sido la mejor experiencia hasta ahora... Me esforzaré mucho para que puedas disfrutar de todo esto así como yo lo hice.

Las palabras de Nayeon, por alguna extraña razón, me producen una sensación de tristeza. Probablemente, de no haber sido por su accidente, en estos momentos yo estaría disfrutando mucho más todo este proceso. No quiero decir que es lo peor que he vivido, porque definitivamente no lo es, he aprendido a pasarlo bien incluso en momentos difíciles. Antes de que las lágrimas se abran paso a través de mis mejillas, decido desviar la conversación hacia otro lado.

— Deberíamos ir a sentarnos, llevas demasiado tiempo de pie.

Nayeon no refuta, sino que me toma de la mano para poder dirigirnos hacia un lugar que nos parezca cómodo en la playa. No hay demasiada gente cerca, así que es mucho más fácil poder sentirnos en privacidad. Juntas acomodamos nuestras cosas y todo lo que hemos traído para poder comer, y al finalizar, me siento lo suficientemente cansada como para recostarme por un rato.

Nayeon besa mis labios con cariño, mientras una de sus manos se dirige al pequeño bulto que se encuentra en mi vientre. Una chispa de emoción se enciende en mi pecho, algo tan fuerte que antes no había logrado sentir, pero que Nayeon, con sus tan delicados toques, me ha concedido. Me acerco más a ella, queriendo el mayor contacto posible; dándome cuenta luego de que me parezco al gato buscando el amor de Ryujinnie.

— ¿Ya te dije que te ves preciosa llevando a mi bebé? —al verme asentir a su pregunta, ella sonríe, dejando otro corto beso en mis labios, para luego limpiar con uno de sus dedos la transferencia que dejó de su labial—. Entonces te lo repito... Te ves preciosa llevando a mi bebé.

El sonrojo en mi rostro es grande, tal vez incluso parezca un tomate a este punto. No me siento avergonzada de ello, sino que al contrario, puedo sentir cómo Nayeon valora cada reacción que mi cuerpo tiene a ella. Y no es para menos, en realidad, considero que mi amor por ella es tan grande que de alguna forma tengo que expresarlo, no solo con mis palabras y acciones, sino que con la manera en la que mi cuerpo reacciona a ella. Los sonrojos, mi corazón latiendo con fuerza, la palidez que a veces me ocasionan sus comentarios inesperados, los pelos erizados, las pupilas dilatadas, entre otros. Siempre he tenido este tipo de «síntomas del amor» con Nayeon, y que siga causándolos es una excelente señal para mí.

Al finalizar de comer, ambas nos acercamos a la orilla del mar, sentándonos bien apegadas allí. Llevamos puestos unos bikinis en la parte inferior de nuestro cuerpo, de tal forma en la que no habrá mayor problema si nos mojamos. Me acomodo en los brazos de mi mujer, y el pensamiento de que definitivamente vuelva a ser mi esposa se cruza en mi cabeza por quinta vez en este día. He venido hasta acá con una intención, y planeo cumplirla.

Me paro de mi lugar con rapidez, Nayeon me observa con confusión, la cual solo incrementa en cuanto ve que desde nuestro lugar saco algo que decido ocultar debajo de mi blusa. Me acerco a ella nuevamente, esta vez incitándola a que se pare junto a mí.

Me siento nerviosa, principalmente porque aún recuerdo la primera vez que nos comprometimos; tan romántico que espero poder llegar a eso.

— Nayeon... Siempre te he dicho que eres la mujer de mis sueños y el amor de mi vida, ¿no? —ella asiente, y soy capaz de ver las lágrimas avecinarse en sus ojos, causándome risa—. ¿Por qué lloras, amor? Ni que te fuera a pedir matrimonio.

— Eres mala conmigo, Jeongyeon —dice ella, no pudiendo detener el llanto—. Creí que...

Saco la pequeña caja de debajo de mi blusa antes de que ella termine de hablar, permitiéndole ver el brillante anillo que contiene. Sus ojos se expanden rápidamente, mientras ella cubre sus labios por la sorpresa.

— No puedo seguir esperando cuando nadie me asegura que nuestras vidas están aseguradas hasta la vejez... Te amo, Nayeon, te he amado durante muchísimos años ya y sé que seguiré amándote hasta dar mi último aliento.

— Dilo, Jeongyeonnie... —pide ella en un susurro, sus ojos brillosos y esperanzados.

— ¿Me darías el honor de poder volver a llamarte mi esposa?

Ella finalmente rompe en llanto, abrazándome con tanta fuerza que ambas caímos en la arena, asiente con fuerza, como si su vida dependiese de ello.

— Amor, déjame colocarte el anillo —le pido cuando siento su rodilla colisionar con el lado de mi abdomen; su emoción es tanta que ya ni sabe lo que hace, haciéndome reír.

Su mano rápidamente se aparece en mi campo de visión, extendida para que yo pueda colocar el anillo, y así lo hago. Viéndose precioso en su dedo anular, en cuanto lo escogí en la joyería, supe que debía pertenecerle a Im Nayeon; la mujer a la que mi corazón pertenece.

Ella me da repetidos besos por todo mi rostro, ambas estamos tan emocionadas que lloramos y reímos al mismo tiempo. Me casaré con Nayeon por una segunda vez, y no puedo estar más emocionada por ello, en realidad, mi corazón podría explotar en estos momentos por toda la alegría y el amor contenidos en un mismo lugar. Haberle propuesto matrimonio de esta forma y en esta situación ha sido definitivamente algo romántico, y es algo que va a permanecer en nuestras memorias por todo el tiempo que podamos vivir.

Custody | 2yeon AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora