El divorcio es algo difícil para toda familia, sin embargo, lo es aún peor para quienes tienen hijos. Im Nayeon y Yoo Jeongyeon fueron un feliz matrimonio durante seis años, hasta que, después de momentos sumamente tensos entre ambas, llevaron al di...
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YOO JEONGYEON'S POV:
Me encuentro en las nubes por haber tenido la oportunidad de besar a Nayeon después de tanto tiempo. Nuestros labios se encuentran hinchados y con un color rojo bastante notorio, pero ambas estamos felices de que finalmente pudimos experimentar este tipo de consecuencias. Incluso habíamos extrañado esto, el sentir los labios con hormigueos es algo que, extrañamente, nos dejó satisfechas.
Mi corazón se siente cálido, con calma, siento cómo todo vuelve a su lugar. La presencia de Nayeon en mi despacho ya es bastante consoladora para mí, pero el hecho de que ambas hayamos confesado nuestros latentes sentimientos lo hace incluso mejor. Ni hablar de las demostraciones físicas que hemos tenido. Los besos, los abrazos, cada caricia que nos hemos dado la una a la otra durante esta última hora han sido increíbles, y sé que es solo el comienzo de la reanudación de nuestra vida en pareja.
Obviamente, aún tenemos que hablar sobre cosas importantes, como lo es el qué pasará después. No podemos sólo llegar a casa y decirle a Ryujin que queremos estar juntas nuevamente. Tenemos que planificar todo lo que ocurrirá de ahora en adelante, sobretodo si esto tendrá impacto en nuestra pequeña.
Me aterra el pensar que quizás estamos llevando las cosas muy lejos, es algo estúpido, porque ambas nos amamos demasiado como para no dañarnos de la misma forma dos veces, no cometeremos lo mismos errores. Pero este tipo de pensamientos no dejan de invadirme, son aquellos que solo entran en mi cabeza aunque yo sepa que no son correctos. De todas formas, no puedo evitar el emocionarme por esto; quiero ser lo más rápida posible, quiero que Nayeon vuelva a casa, que mi cama vuelva a ser nuestra, quiero poder ser romántica con ella sin ningún tipo de limitación, poder besarla cada vez que tengamos ganas... Quiero que Nayeon vuelva a ser mi esposa.
Ahora estamos compartiendo un almuerzo tal como solíamos hacerlo antes, cuando Nayeon trabajaba en el hospital y venía a mi despacho para poder comer juntas con mayor privacidad. Yo en mi asiento y ella en el otro lado del escritorio, el cual está destinado para los pacientes que vienen a consulta. Se ve preciosa, aún con la boca llena y los labios manchados con la salsa picante de su comida, es la mujer más hermosa que mis ojos hayan visto.
— ¿Cómo se lo diremos a Ryujinnie? —decido preguntar, tratando de desviar mi mente de mis pensamientos.
— No lo sé... Seguro lo tomará bien, pero de todas formas será confuso.
— Lo sé, ¿deberíamos preguntarle a Dahyun?
Nayeon ríe, negando con su cabeza.
— ¿Dahyun es tu respuesta a todo?
— Es la mejor Psicóloga que conozco.
Ambas coincidimos en eso. Literalmente fue Dahyun quien nos ayudó más durante nuestras crisis matrimoniales, siempre estuvo ahí para apoyarnos pese a que no pudiese hacernos terapias como tal. Sus consejos eran los mejores para poder abordar cada problema por el que Nayeon y yo atravesábamos; no funcionaron porque nosotras estábamos mal por dentro, y las psicólogas con las que tuvimos sesiones no lograron comprender nuestra situación, mucho menos ayudarnos.
