El divorcio es algo difícil para toda familia, sin embargo, lo es aún peor para quienes tienen hijos. Im Nayeon y Yoo Jeongyeon fueron un feliz matrimonio durante seis años, hasta que, después de momentos sumamente tensos entre ambas, llevaron al di...
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IM NAYEON'S POV:
Hace unos días mi hija salió de vacaciones de la escuela, así que hemos pasado la mayor parte de nuestro tiempo juntas. Cuando tengo que ir al trabajo, la llevo conmigo, ya que es un lugar en el que ella puede estar y se adecúa a sus necesidades, ya que tiene un espacio que está creado especialmente para niños, debido a que hay madres que no se pueden permitir dejar a sus hijos con alguien más cuando tienen alguna cita agendada conmigo. Hemos ido a visitar a Momo en varias ocasiones, saliendo junto a su pequeña durante el día. Las niñas se entretienen con sus muñecas o bailando en el salón, haciendo competencias sobre quien le gana a la otra.
Hoy, a Jeongyeon le han transferido el embrión de manera exitosa. Lo único que tenemos que hacer ahora es esperar para poder realizar la prueba de embarazo. Sabemos que la ansiedad nos comerá vivas, así que hemos decidido que saldremos de vacaciones en familia durante quince días, de esa forma podremos pasar mejor el rato, disfrutar de nuestra hija y no pensar demasiado en lo que se vendrá.
Al principio, Jeongyeon no estaba muy convencida de este viaje, mayormente por el estado de salud de su madre; pero fue ella misma quien la convenció de que debía tomarse unos días fuera. En su trabajo también le dieron vacaciones, así que fue la oportunidad perfecta para poder pasarlo como familia. De todas formas, se aseguró de que su madre tuviese una buena organización de sus días y de que alguien la acompañara en sus sesiones de quimioterapia para asegurarse de que no se sentiría sola.
Decidimos viajar a la isla Jeju por dos razones; la primera se debe a que es el tiempo de las mandarinas, y a nuestra hija le fascinan; y la segunda porque nos recuerda a nuestros tiempos de pareja antes de ser madres. El tiempo de nuestra juventud en el cual no teníamos siquiera nuestros títulos, no estábamos casadas, y éramos apenas dos estudiantes enamoradas que querían viajar y conocer el mundo con la compañía de su más grande amor. Por supuesto, después este lugar se convirtió en nuestro destino preferido, y lo visitamos bastantes veces como esposas, incluyendo a nuestra bebé.
Apenas tuvimos las maletas listas, salimos al aeropuerto. El gato ha tenido que quedarse con Tzuyu, que es la única que puede cuidar de otro ser vivo sin caer en la locura. Además, sus perros son tranquilos y saben convivir con otros animales. No como los de Momo, que también se había ofrecido a cuidar de nuestro querido Zanahoria.
Ryujin se sentó del lado de la ventana para ver todos los paisajes que ese lugar le puede ofrecer, aunque terminó quedándose dormida al rato después, aferrada al brazo de Jeongyeon.
— Amor, ¿te estás sintiendo bien? —le pregunto, sentándome bien en mi asiento para poder verla mejor, tratando de notar algún efecto secundario de la transferencia.
— Estoy bien, cariño.
— ¿Segura? —ella asiente, por lo que yo me permito dejar de observarla tan fijamente y plantar un beso en su mejilla—. Cuando hicimos la transferencia de Ryujinnie sentí calambres en el abdomen, ¿recuerdas?
