IM NAYEON'S POV:
SEIS AÑOS ATRÁS. . .
Mi pequeña bebé hoy cumple ocho meses, y no puedo más de la alegría que mi pecho contiene por tenerla aquí con nosotras. Ella se mantiene concentrada en su tarea de alimentarse, mis pezones duelen últimamente, pero es por la única razón de que Ryujinnie ha estado mordiéndome con más frecuencia. Sus manitas se dirigen a mi rostro, dejando caricias torpes allí, pero que logran derretir mi sensible corazón. De haber tenido mi celular cerca, me habría asegurado de registrar este momento, pero al encontrarse lejos, y no querer asustar a mi hija, tan solo me mantuve quieta, atesorando el cariño de mi bebé en mi corazón.
Escucho un suave sollozo venir desde mi habitación, y veo a Jeongyeon apoyada en la puerta grabando con su celular, ocultando su rostro detrás del dispositivo. Ryujin al oír a su madre, se voltea con rapidez, la sonrisa en su rostro es inigualable. Ella estira sus bracitos para ser cargada por Jeongyeon, quien no se resiste al llamado de su única hija. Ambas tienen una conexión hermosa, que a mi percepción, es la más preciosa y fuerte que podría haber jamás. Nuestra pequeña familia realmente tiene una conexión única; y es irrompible, pese a cualquier cosa que ocurra.
Jeongyeon está cansada, sus ojos hinchados por el turno que debió tomar anoche. No había estado aceptando trabajar de horario nocturno, porque no le gusta dejarme sola por las noches, y durante mi embarazo, era más riesgoso que me quedase sola. Siendo honesta, sé que la mayor razón de Jeongyeon fue porque no quería perderse la intimidad de la noche junto a mí; las largas conversaciones, el sentir a nuestra bebé, hablarle, leerle un cuento de buenas noches, acurrucarnos y dormir juntas, compartiendo cada instante de nuestro descanso y estadía en el reino de los sueños.
Apenas llegó, mi esposa se dirigió a tomar una siesta en nuestra habitación, la noche estuvo agitada por las urgencias que ocurrieron. El área psiquiátrica no estaba atendiendo, y ella tuvo que quedarse junto a una paciente que, a causa de su accidente, quedó viuda.
Jeongyeon es sensible, mucho más si se trata de este tipo de situaciones, así que cuando volvió en la mañana, se halló llorando a mi lado, desconsolada por el miedo de que algo similar pudiera ocurrirme alguna vez y ella tener que cuidar de nuestra hija en soledad. Sé que no hay manera de saberlo, pero de todas formas, le prometí que me mantendría alejada de cualquier peligro. Eso pareció dejarla más tranquila, logrando conciliar el sueño por un rato.
— Mi preciosa bebé —dice Jeongyeon, acariciando las regordetas mejillas de nuestra hija—. Te amo, Ryujinnie, ¿tú también me amas?
Nuestra hija solo se ríe, estirando sus bracitos para poder tocar el rostro de su madre. Mi esposa se sienta a mi lado, y yo aprovecho para acurrucarme sobre su hombro, sintiendo todo el peso de la maternidad caer en mí, el cansancio que he estado evitando repentinamente hace aparición, y el dolor en mis pezones lo hace aún peor. Ella parece notarlo, ya que deja reconfortantes caricias en mi cabello, y con la bebé en brazos, busca distraerla para que yo pueda descansar al menos por un rato.
Ryujinnie generalmente no es una niña difícil, se entretiene muy fácilmente, y como ya no es tan pequeña, aunque me duela reconocerlo, ya no llora de manera descontrolada cada vez que necesita algo. Aun así, no puedo controlar cómo mi cuerpo se siente, y el estar tan al pendiente de que a mi bebé no le falte nada durante el día es un trabajo pesado, aunque no lo parezca. El alimentarla, ya sea con comida preparada o leche materna; limpiarla; hacerla dormir; entretenerla; calmar su llanto; enseñarle a hablar; entre otras actividades diarias son más cansadoras de lo que parecen. De todas formas, jamás podría arrepentirme de la decisión que mi esposa y yo tomamos al traerla al mundo. Ryujinnie es una parte de ambas, y la amamos con todo lo que nuestra alma es capaz de dar, incluso más, diría yo.
Mi hija también se acurruca en el pecho de su madre, el cansancio parece pegarle justo en el momento en el que yo comienzo a cerrar mis ojos. Al cabo de las horas, al despertar, me doy cuenta de que las tres nos quedamos dormidas en el sofá. El brillo de la cámara de Jihyo aturde mis ojos que recién se abren, y causan que mi bebé llore con todas sus fuerzas al haber sido sacada a la fuerza del paraíso de sus sueños. La cargo entre mis brazos para poder pasearme a lo largo de la habitación, tratando se calmarla.
— Lo siento —murmura ella, pero ya es inútil; Ryujinnie ha despertado furiosa.
— Jihyo, ¿cuándo vas a aprender a tocar la puerta? —le pregunta Jeongyeon, estirándose en el sofá y tendiéndole una trampa con sus pies a su mejor amiga—. La última vez no la pasaste bien que digamos.
— La última vez las encontré en medio del acto pero no les tengo miedo.
Mi risa resuena por sobre el llanto de Ryujinnie, siendo esa la razón por la que ella se detuvo. Al verme tan feliz ella solo se quedó mirándome, pero luego, me acompañó con una gran sonrisa y ruidos alegres, como si entendiera con exactitud lo que me ha hecho gracia. Su inteligencia siempre me descoloca; es como si ella supiese exactamente todo lo que está ocurriendo, como si pudiese entenderlo de la misma manera que nosotras, unas adultas.
Durante mi embarazo, siempre creí que un bebé sería algo parecido a un perro, se reiría así como ellos mueven la cola al ver algo que los estimula de alguna manera, y llorarían al necesitar algo. Y sí, fue así durante un tiempo, pero ahora ella es inteligente de una forma increíble; no sé si realmente todos los bebés serán así a esta edad, pero aun así me siento muy orgullosa de la bebé que tengo, a quien puedo llamar mi hija.
Jeongyeon y Jihyo se ponen a cocinar un pastel como si fuese lo más sencillo de este mundo; la decoración queda bastante fea, siendo franca, pero ellas se ven felices de estar preparándolo juntas. Ryujinnie se entretiene mirando a detalle mi rostro, mi cabello, las ropas que tengo puestas, los gestos que hago y oyendo la canción de cuna que canto para ella. Parece hipnotizada, como si su vista estuviese llena de lo mejor que podría estar viendo, de algo precioso y único en el planeta; mientras que por su expresión facial y la forma en la que trata de expandir sus oídos con sus pequeños dedos, sé que ella está disfrutando de oírme cantar.
No es algo que haga con experiencia, sino que como una simple aficionada. De pequeña tuve la oportunidad de ir a una escuela de música, pero rechacé el cupo para poder enfocarme en mis estudios principales, y finalmente, convertirme en enfermera.
No cambiaría mis decisiones, estoy segura de eso; todas y cada una de ellas me han guiado a ser la persona que soy hoy en día, y me han permitido conocer al amor de mi vida.
El pastel está listo con rapidez, las ocho velas están colocadas en él; Ryujinnie observa con emoción como todas estamos a su alrededor, aplaudiendo y cantando en un tono de voz adecuado para ella, uno que no la asustará. Al finalizar, tratamos de que ella sople las velas, pero nos damos cuenta de que es mucho pedir, y terminamos soplándolas nosotras.
— Ma-má —en el momento menos esperado para Jeongyeon o para mí, incluso para Jihyo, Ryujinnie ha decidido decir sus primeras palabras coherentes en toda su vida; nos ha llamado mamá—. ¡Ma-má!
— ¡Me dijo «mamá»! —exclamamos Jeongyeon y yo al unísono, con la emoción en cada una de nuestras palabras.
Beso a mi mujer en sus labios, contenta por el logro de nuestra bebé. La alzamos en nuestros brazos, procurando siempre dejarla en medio de nosotras; ella puede deducir que algo bueno ha hecho, ríe con fuerza, mientras sigue pronunciando la misma palabra una y otra vez.
Me siento aliviada de que su primera palabra haya sido «mamá» y no «papá». Porque Ryujinnie no tendrá idea de lo que es un papá hasta que tenga que entrar a la escuela y vea cómo hay niños que no tienen dos madres. Cuando Yeji, la pequeña hija de Dahyun y Momo, habló por primera vez, sus palabras llamaban a un hombre inexistente en su familia. Por supuesto, en el momento, a todas las demás nos hizo gracia; pero cuando me convertí en madre, ese fue mi mayor miedo.
Jihyo tiene su celular alzado, grabando el momento y tragándose sus propias lágrimas para que no sean escuchadas en el resultado final de su video. Jeongyeon y yo reímos, invitándola a unirse a nosotras para festejar a nuestra pequeña. Ryujinnie nos da babosos besos a las tres, disfrutando de toda la atención recibida por su gran hazaña.
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Custody | 2yeon AU
FanfictionEl divorcio es algo difícil para toda familia, sin embargo, lo es aún peor para quienes tienen hijos. Im Nayeon y Yoo Jeongyeon fueron un feliz matrimonio durante seis años, hasta que, después de momentos sumamente tensos entre ambas, llevaron al di...