El divorcio es algo difícil para toda familia, sin embargo, lo es aún peor para quienes tienen hijos. Im Nayeon y Yoo Jeongyeon fueron un feliz matrimonio durante seis años, hasta que, después de momentos sumamente tensos entre ambas, llevaron al di...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
IM NAYEON'S POV:
Han pasado tres días y aún no puedo charlar apropiadamente con Jeongyeon, ha sido difícil porque Ryujin no nos da tiempo a solas. Nuestra bebé ha estado tan emocionada porque finalmente aquellos niños la dejaron tranquila que cada momento junto a ambas lo aprovecha al máximo. Debo aclarar que eso no me molesta, y jamás lo hará, adoro a mi pequeña y me hace muy feliz el hecho de que quiera estar con ambas. Así que hoy decidí que me daría un momento del trabajo; finalmente terminé con algunos proyectos que tenía pendientes y puedo desfasarme de mi horario para hablar con Jeongyeon.
Camino al hospital, compré algo para que comamos, este ya debe ser su horario de almuerzo, así que quiero sorprenderla con algo que le guste. Ayer Ryujin se quedó conmigo hasta tarde, ya que ella tuvo una urgencia a último minuto que no pudo ignorar, preparamos galletas y le dimos algunas a Jeongyeon. No tuve mucha más interacción con ella después de eso.
Quiero hablar con ella sobre lo que pasó hace algunas noches atrás, quiero que aclaremos nuestros sentimientos. Es evidente que algo sucede, algo que no es común ver en matrimonios rotos; pero tal como ella dijo hace un tiempo, nosotras no nos separamos porque hayamos dejado de amarnos, fue porque no podíamos convivir de la manera en que solíamos hacerlo. Tuvimos problemas de comunicación que se arreglaron cuando nos dimos un tiempo.
Al llegar, pregunté por ella en recepción y me indicaron que se encontraba en el comedor, pero al ser horario de almuerzo, probablemente no estuviese disponible. La chica era nueva, así que no sabía que yo conozco cada lugar de este hospital, pero para mi suerte, una de las enfermeras con las que solía trabajar apareció para salvarme. Le indicó a la recepcionista que yo trabajaba aquí y que tenía una relación «especial» con Jeongyeon. Tuve pase libre por todo el hospital, me dieron una pequeña placa que coloqué en mi blusa, la cual declaraba que venía como parte del Staff. Era mentira, pero al menos me serviría para utilizar los pasillos exclusivos de los trabajadores.
Subí por el ascensor hasta el comedor, me topé con Jeongyeon sentada en la mesa más cercana a la máquina expendedora, pero no estaba sola. Una mujer –a quien reconozco como la chica a la que Momo le quiso quitar el estetoscopio cuando descubrieron mi embarazo– estaba junto a ella, más cerca de lo que me gustaría. Me pongo unas gafas oscuras que traigo en mi bolso y me abro paso hasta la máquina expendedora, logrando escuchar la conversación ajena.
— Estoy libre esta noche... —la mujer sigue acercándose a Jeongyeon, pero ella la aparta.
— No estoy interesada.
La doctora de ojos felinos parece no querer rendirse, con su mirada parece estar devorándose a Jeongyeon sin piedad. Mientras la rubia trata de alejarse lo más que puede, ella sigue acercándose, acechándola tal como cazador a su presa.
— Que yo sepa, Nayeon y tú ya no están juntas, ¿a qué le temes? —dice ella, agarrándole la mano por sobre la mesa a mi ex esposa.
— Aléjate de mí o me pondré a gritar —amenaza ella, logrando que la mujer le dé su espacio—. No me importa si Nayeon y yo ya no estamos juntas, sigo amándola y eso no va a cambiar.
