Me enamore de mi pervertido vecino

Parte 15

Qué demonios pensé ¨ lo mismo de siempre¨ es la segunda vez que salimos, pero no iba a admitir eso delante de la estúpida esa... Lo de siempre amor.

Marcus se dirige a la mesera sin ningún tipo de expresión en su rostro, para mi mujer trae Chilaquiles verdes, pechuga pollo a la plancha sazonada solo con sal y pimienta, poca crema y bastante queso... que sea queso fresco no le gustan los añejos, café, pay de manzana... ah y trae un poco de salsa verde aparte le gusta con extra salsa. Para mi traes arrachera con lo que tengas de guarnición y café.

Enseguida traigo su pedido dijo ella frunciendo la cara mientras Marcus le daba una lista puntual de mi desayuno, no dije nada pero estaba en shock mental como demonios sabe que adoro los chilaquiles verdes con pollo, poca crema y queso fresco...joder mi madre ha estado soltando la lengua.

Cuando la mesera estuvo lo suficientemente lejos, el me miro y en voz lo soltó... Tu mamá es mi amiga recuerda... – esa señora me ha a escuchar le dije riendo te conto mi vida entera ya no tengo secretos para ti.

Disfrutamos un desayuno muy agradable, Marcus se enfocó completamente en mí, me acariciaba, me besaba o me hacia cualquier muestra de cariño cada que podía. La mesera no soporto supongo y nos terminó atendiendo otra chica muy amable.

Al salir note que Marcus dejo una propina bastante generosa, me abrazo por detrás mientras caminábamos al Corvette, por cierto, ella estaba atendiendo las mesas que estaban en la terraza y se dio cuenta que Marcus me abrió la puerta y me beso antes de subirnos, así que ya imagino su coraje por que este tipo guapísimo y con dinero se le escapo.

Mientras conducía de regreso puse mi mano sobre su pierna, pero no dijo nada. Después de un rato la quite para cambiar la música, pero de inmediato Marcus la tomo y la regreso a su pierna sin decir nada.

Cuando llegamos a casa antes que bajara a abrir mi puerta, me da un beso apasionado succionándome el alma nuevamente, mientras se da un respiro mordisqueando mi cuello me dice suavemente – Tengo que salir, pero regreso en unas horas, si tienes algo que hacer aprovecha ahorita que no estaré cuando regrese estaremos juntos y no podrás.

Sentí la piel de gallina por todo el cuerpo, y solo asentí con la cabeza.