Me enamore de mi pervertido vecino

Parte 30

Viernes por la mañana.

6:45 am Mensaje de WhatsApp: Te llevo al trabajo

Madre Marcus llevara al trabajo, en la noche saldremos de antro no me esperes despierta.

– a un Antro, estas segura? Me dijo viéndome fijamente a los ojos.

 Creo que mi mama sabia a lo que me refería que no era precisamente un antro para bailar y beber...Mamá estoy completamente segura, es el indicado.

Ella sabía que era una adulta responsable capaz de tomar buenas decisiones así que solo me dijo que me cuidara y obviamente sabía a qué se refería.

7:58 Mensaje de WhatsApp: Estoy a fuera

– Madre ya me voy, pórtate bien dije en voz alta... Cuídate bien hija hoy que te portaras mal dijo riéndose.

– No puedo contigo de verdad eres tremenda madre, te quiero dije antes de cerrar la puerta.

Nuestra rutina de siempre, ese hermoso hombre que hace tener los más pervertidos pensamientos de solo mirarlo estaba recargando en su Corvette con ropa negra y cabello suelto, solo que hoy traía un abrigo porque ya estaba haciendo bastante frio.

Me da un beso, me abre la puerta, me coloca el cinturón, se sube coloca mi mano en su pierna y conduce para pasar por café y luego a la oficina.

Solo que mientras platicábamos en el estacionamiento le dije que pasara por mí a las 2 se sorprendió ya que jamás había sido yo la que tomara la batuta de mando, pero me dijo que estaría aquí esa hora.

Sin necesidad de decirle mis planes Kelly pase a su oficina a la 1:50... Amiga me voy nos vemos el lunes... 

– Mucha suerte muñeca que todo entre bien me dijo y me guiño el ojo... Solo tu podrías decir algo así dije riendo.

Cuando salía de la oficina por supuesto estaba el recargado en su carro esperándome.

Me puse enfrente de él y le di un beso –Dame las llaves del carro le dije... Como dices, pregunto sorprendido.

– las llaves del coche, repetí con la mano extendida. Muy desconcertado me las entrego... ¿A dónde vamos?

– No preguntes.

Me abre la puerta tomo el asiento del conductor me coloca el cinturón.

Antes de encender el Corvette voltee a verlo... ¿Algo que deba saber sobre tu precioso bebe?...

–Mi precioso bebe eres tú y solo no pises fuerte el acelerador es muy sensible.

OK respondi, empecé a ajustar los espejos... estas cómodas con el asiento y el volante o necesitas ajustarlos me pregunta... Solo un poco más alto recuerda que soy más pequeña que tú le dije.

Después de unos minutos pudimos salir del estacionamiento, aunque estaba un poco nerviosa nunca había manejado su carro.

Pare en una farmacia ahorita regreso amor, espera aquí no tardo. Salí del coche y entre a la farmacia.

Cuando regrese al auto estaba recargado en la puerta del conductor esperando que llegara, me tomo por la cintura y me jalo fuertemente hacía el, movió mi cabello dejando expuesto mi cuello que empezó a mordisquear hasta que me hizo temblar – No bajes de carro si no te abro la puerta, dijo antes de abrirla para que subiera nuevamente.

Necesite calmarme unos minutos antes de partir del estacionamiento... – A dónde vamos Vic... No preguntes.

Unos 25 minutos después me estacione. Vamos ahí le dije y ya puedes manejar.

Estuvo callado unos minutos – Estas segura  de esto Victoria...

–Sí...puedes manejar le pregunte.

– Porque aquí... Pues ni modo que en mi casa le dije sarcásticamente.

Se bajó del coche y alcance a ver que estaba en su teléfono. Abrió mi puerta y me acompaño al asiento del copiloto y mientras abrochaba el cinturón me beso – Estas seguras que quieres hacerlo...

Tome su cara con mis manos le plante un beso – Estoy segura.

Se subio a al carro, ajusto nuevamente los espejos, el asiento y todo lo que moví.

Me dio un beso en la mano – No eres mujer para traer a un Hotel, vamos a nuestro lugar.

En ese momento recordé la cabaña obviamente yo no podía decirle que fuera por mí a las 2 y me llevara a la cabaña yo quería darle una sorpresa...

Vamos, el camino es largo le dije. Dejo mi mano sobre su pierna y partimos a la cabaña.

Esta vez sentí que el tiempo paso más rápido, aunque estaba segura de estar con Marcus no podía evitar los nervios.

Cuando llegamos, nos quedamos unos minutos en el coche antes de entrar tomados de la mano a nuestro lugar.

La cabaña lucia preciosa había luces en el suelo que iluminaban el camino hacia las escaleras, me llevo hasta arriba y quede anonada de lo hermoso que se veía la recamara era un ambiente tan romántico que solo de verla empecé a sentir escalofríos recorrer todo mi cuerpo.

Marcus me abrazo por detrás, mientras hacia a un lado mi cabello susurro – Si quieres que me detenga lo hare.