Untitled Part 32

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Durante la ausencia de su madre, León les muestra las diferentes dependencias de la finca, orgulloso de los logros obtenidos. Por doquier se ven niños y mujeres Guajiras en plena faena, hablando y compartiendo entre ellos.

−Má comenzó esto en el Zulia. –relata mientras conduce la carreta, tirada por un robusto burro. Con Alejandro convaleciente y Mariana herida, no se atreve a dejarlos caminar. –Sus amores fueron muy difíciles al principio porque papá era extranjero.

−El abuelo nació aquí. –se extraña Alejandro del apelativo usado.

−Pero no es Guajiro. –aclara su punto de vista, sin inmutarse. –Además le lleva quince años a ella; mi abuelo ya se la había ofrecido a otro. –alega saludando a todos a su paso. –Se conocieron en el mercado de las pulgas, cuando él estaba negociando una reses y mamá, vendiendo nuestra artesanía. –se sabe la historia contada hasta la saciedad por Luna. –Asegura que papá tuvo que obsequiar cien cabezas de ganado y los camiones donde fueron transportadas, para que les permitieran casarse por la ley Guajira.

−¿Significa que tengo un tío mayor que papá? –tantos años luchando su padre y hay otro heredero.

−No, cuando se conocieron ya había enviudado, mamá apenas tenía dieciocho años y el treinta y tres, así que tu papá tendría como trece. –saca cuentas mentales. – Mi hermano Ignacio tiene 46, Kaína 44 y yo 42.

−Sigue con la historia, por favor. –se molesta Maru por el cambio de tema, desea saber más sobre amores imposibles.

−Papá la llevo a vivir junto a su familia, a la Hacienda La Esmeralda, pero má siguió ayudando a nuestro pueblo. –se nota como se iluminan sus ojos al nombrarla. –Siempre ha sido muy emprendedora. Con parte de la venta de los camiones fundó una escuela de artes y oficios que además alfabetizaba en español y nuestros dialectos. –Llegan a un amplio galpón, donde los ayuda a bajar y sentar a Mariana en la silla de ruedas. Hay varias mujeres tejiendo con telares de madera y cintura. –Después del atentado donde casi matan a papá, decidió dejar a mi hermana Kaína en el Zulia y venirse para estar más cerca de él, nunca más se habían vuelto a separar hasta que... –guarda silencio como si hubiese estado apunto de cometer una indiscreción. Disimulando saluda a todos cortés. Caminan hacia el fondo donde una joven de negrísimo cabello largo y brillante, instruye a otras dos. –¡Hola Brizna! –la saca de sus actividades, presentándolos –Este es mi sobrino Alejandro.

−Me alegra mucho verlo más recuperado. –voltea hacía él, ofreciendo gustosa la grácil mano. Sus negros ojos brillan con luz propia al saludarlo.

−Se lo agradezco. –corresponde entusiasmado por su sonrisa. -¿De donde me conoce?

−Fue quien te puso el suero y la elegida por mamá, para hacer pasar por Maru. –indica satisfecho.

−¡Excelente elección! –afirma sin soltar su mano. – Aunque son bastante diferentes.

−Es cierto –acepta modesta. –Ella es mucho más joven y bonita que yo. –se inclina condescendiente hasta su silla, incluyéndola en la conversación.

−Tal vez, pero tú eres experta en defensa personal, inigualable con las armas y la guarda espalda exclusiva de papá. –ninguno habla en pasado, como si Don Adolfo siguiera entre ellos.

−¿Por qué arriesgarla entonces? – le indigna la manera tan descarada como la mira Alejandro, le gustaría levantarse para sacarle los ojos.

−Má es muy minuciosa, no quiere ningún error. –aclara enfático. –Además, Brizna será nada más el señuelo. Tendremos varios hombres en el puente fingiendo trabajar de cambista, moto taxistas, pregoneros o buhoneros.

MarianaWhere stories live. Discover now